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“Revolución blanca”, banderas rojas y fuerzas en la sombra

¿Los rusos contra Putin? ¿Una revolución blanca (o naranja)? ¿Una primavera rusa, a imagen de la primavera árabe, contra un sistema bloqueado, es decir, la dictadura putiniana? ¿La inminencia temible del retorno de la URSS? Como cada vez que se trata de este país, las tendencias a la exageración y a la caricatura aparecen de manera irreprimible. Los frecuentes errores de pronóstico de los medios de comunicación, sin embargo, deberían incitar a la humildad.

Las nuevas turbulencias rusas tienen un punto de partida: las legislativas del 4 de diciembre de 2011, esperadas como una simple formalidad con intención de asentar el éxito —asegurado y prefabricado— de Vladimir Putin en las presidenciales de marzo de 2012, y supuestas a garantizarle dos mandatos sucesivos, hasta 2024. Espantosa perspectiva para la oposición. El escrutinio será, pues, sin sorpresas. Según el Centro Levada, un centro de sondeos de opinión de tendencia liberal, “una inmensa mayoría de rusos se declararon seguros de la victoria de Rusia Unida el 4 de diciembre y la apatía electoral de esta situación beneficia a Vladimir Putin. [1]

Por tanto, primer motivo para el asombro: los resultados que castigan al partido en el poder. De manera ostensible, este último no es demasiado “absoluto”… En relación a 2007, Rusia Unida (ER), retrocede del 64,30% al 49,32%; el Partido Comunista (KPRF) asciende del 11,57% al 19,19%, y su rival de izquierda, Rusia Justa (SR), socialdemócrata, pasa del 7,74% al 13,24%; el partido (de extrema derecha) liberal-democrático (LDPR), del 8,14% al 11,67%; el partido liberal, Yábloko, del 1,59% al 3,43%, un resultado que no le permite entrar en la Duma.

Resultado de las legislativas rusas
del 4 de diciembre de 2011

Partido Votos Escaños
Número % Número %
Rusia Unida32.379.13549,3223852,9
Partido Comunista
de la Federación Rusa
12.599.50719,199220,4
Rusia Justa8.695.52213,246414,2
Partido Liberal-Democrático de Rusia7.664.57011,675612,4
Yábloko2.252.4033,4300

Segunda sorpresa: gracias a los militantes de la oposición, a la vigilancia de la organización no gubernamental (ONG), Golos —financiada por los Estados Unidos a través de USAID y del National Endowment Democracy (NED)— y a los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), se han puesto de manifiesto fraudes masivos. Inmediatamente, las protestas salieron a las calles. Han ocurrido enfrentamientos y arrestos — unas veces, simples detenciones, otras condenas a prisión de varios días. Pero la visión de una Rusia a fuego y sangre se ha exagerado en los medios de comunicación occidentales —el no va más fue conseguido por la cadena americana Fox News, cuyo reportaje sobre los incidentes de Rusia fue ilustrado con imágenes de motines… ¡en Grecia! [2]. Punto culminante de esta primera ola de contestación: el mitin de unos 30.000 a 40.000 participante el 10 de diciembre en Moscú. Éxito relativo —visto los 11 a 15 millones de habitantes del gran Moscú y, por otra parte, la poca movilización en provincias—, pero éxito inesperado después de 17 años (desde 1993) de apatía política.

“Lo nunca visto”, se dirá, aunque ya se haya visto mal: las revueltas de 1992-1993 contra la terapia de choque, intercaladas por el bombardeo del Parlamento el 5 de octubre de 1993, las huelgas y las protestas contra los retrasos en el pago de los salarios en 1998-1999, los 500.000 manifestantes, en 2005, contra la supresión de diversos beneficios sociales. Pero es verdad: nunca había sido vista una protesta política de este tipo, de esta magnitud, arrastrando a una nueva generación. Las razones y los objetivos de esta revuelta no son menos disparatados.
Se pueden distinguir tres componentes: una oposición radical de los outsiders del sistema, la oposición institucional, sobre todo comunista, y la nueva ola, espontánea y llena de desconocidos, de blogueros sin, aparentemente, ataduras políticas, aunque…

La contestación política de los outsiders del sistema

Llamada a menudo naranja en referencia a Ucrania en 2004, se ha rebautizado, por consejo de su líder liberal, Boris Nemtsov, revolución blanca o de las nieves. Se han distribuido cintas blancas de forma masiva. Esta carga simbólica recuerda a las revoluciones de colores. La elección del color blanco en Rusia no es, por otra parte, completamente inocente [3]. Las organizaciones más conocidas (sobre todo por los medios de comunicación occidentales) son el movimiento Solidarnost y el Partido de la Libertad del Pueblo (Parnas). El que más habla en su nombre es Boris Nemtsov, que parece tener su gran regreso.

Brazo derecho de Boris Yeltsin en los años 90, exconsejero del Presidente de Ucrania, Víktor Yushenko (2004-2010), antiguo dirigente de la Unión de Fuerzas de Derecha (SPS), Nemtsov fundó, en 2008, con el antiguo disidente soviético, Vladímir Bukovski y los coanimadores del Frente Cívico Unido, Garry Kaspárov e Ilía Yachin, el movimiento democrático unificado Solidarnost, una coalición de partidos y de defensores de los derechos humanos.

La emblemática figura de la nueva izquierda radical [Serguéi Událtsov], fue oportunamente desplazada de la escena pública, facilitando la imposición de un liderazgo liberal, apoyado por los medios de comunicación y por otros medios políticos y financieros occidentales.

Su nuevo partido de derecha liberal, el Parnas, cuenta con otras personalidades bien conocidas en Occidente. Vladímir Ryzhkov, otro antiguo líder de los años de Yeltsin, y Mihail Kasiánov, que ejerció varias responsabilidades económicas y financieras en los años 90 y fue primer ministro en la primera época (la más liberal, 2000-2004) de Putin. Al rebelarse contra éste, se ha convertido en uno de los responsables políticos rusos más escuchado en Estados Unidos y en Europa.

Los movimientos por los derechos del hombre, Memorial y otras ONG de la sociedad civil forman parte, igualmente, de este primer componente que se manifiesta, por otra parte, en una condena del sistema soviético y en una diferenciación muy clara con los partidos y grupos de izquierda o patrióticos [4].

Hay un caso aparte, el de Eduard Limónov. Este escritor, creador del Partido Nacional-Bolchevique (NBP) en 1994, prohibido desde 2007 por extremismo, ha sido el cofundador, junto con el antiguo campeón de ajedrez, Garry Kaspárov, de las principales iniciativas pluralistas de la oposición, de acuerdo con diversos grupos democráticos y de defensa de derechos humanos: Otra Rusia, Forum Cívico Unido, Mercados del Desacuerdo, Asamblea Nacional y el Comité de Salud Nacional. Integrante de extrema izquierda del Rotfront. Aliado de los liberales pero en desacuerdo con ellos en el fondo (sus responsabilidades en la catástrofe social de los años 90), imprime a Otra Rusia una nueva orientación nacionalista, simbolizada en la adopción de la bandera imperial negra-amarilla-blanca. Espera proponer su candidatura a las presidenciales de 2012.

Nueva estrella de la oposición, una ecologista: Evguenia Chirikova, cabecilla del movimiento de defensa del bosque Jimki, al norte de Moscú, contra el proyecto de la autopista Moscú-San Petersburgo iniciado por la compañía francesa Vinci.

El movimiento liberal cuenta, también, con las simpatías de los medios de comunicación de oposición que comparten sus opiniones —Novaia Gazeta, la radio Eco de Moscú, el periódico económico y financiero Vedomosti [5]— y de numerosos sitios de Internet, ahora más influyentes que la prensa escrita, incluso capaces de rivalizar con el monopolio oficial de las principales cadenas de televisión.

Y en el seno y al margen de esta oposición se encuentra el célebre partido Yábloko, miembro de la Internacional Liberal, que dirige un economista e intelectual de la talla de Grigori Yavlinski. A diferencia de otros liberales, Yábloko ha conservado algo del espíritu humanista de la antigua intelectualidad liberal soviética y no aprobó la estrategia de choque de los años 90. Apela a un liberalismo social y respetuoso con la democracia, en oposición al pinochetismo de la derecha liberal dura.

La oposición atrae, por otra parte, aún de forma muy moderada, a movimientos nacionalistas y neofascitas, fuertemente cuestionados durante el mitin del 10 de diciembre por los anarquistas. Banderas rojinegras contras banderas negro-amarillo-blancas.

La clase obrera, ampliamente derrotada, precarizada y estigmatizada por 20 años de capitalismo ofensivo, permanece totalmente ausente de la escena política y será la primera en sufrir un acontecimiento de actualidad, pasado desapercibido, pero de muy graves consecuencias sociales: la entrada de Rusia en la Organización Mundial del Comercio.

Aliadas, pero no alineadas con los liberales, hay fuerzas agrupadas en el Levy Front (Frente de izquierdas) que dirige Serguéi Událtsov, de 34 años, ardiente partidario de la auto-organización del pueblo en su vuelta a los sóviets, en vistas a acabar con el sistema capitalista, y no solamente con Putin. Encarcelado durante 10 días y gravemente enfermo, la emblemática figura de la nueva izquierda radical, fue oportunamente desplazada de la escena pública, lo que facilitó la imposición de un liderazgo liberal, burdamente apoyado por los medios de comunicación y por otras ayudas políticas y financieras occidentales. Událtsov y sus amigos representan también la izquierda social, no centrada sólo en las elecciones, sin ilusión por la democracia representativa y más, después de las protestas populares diseminadas que, por toda Rusia, molestan, sino hacen vacilar, al poder con cuestiones concretas: el empleo, la vivienda, los precios de la energía, la educación y la atención sanitaria (de la que, de nuevo, reclaman su gratuidad), las guarderías, los proyectos urbanísticos [6].

La izquierda institucional

Es el segundo componente de las protestas. Principal fuerza de la oposición en términos de miembros y de electores, el Partido Comunista de la Federación Rusa (KPRF) que dirige Guennadi Ziugánov, aparece como el receptáculo que recibe los votos de los que protestan. El programa de este partido es muy soviético, lo que no es del disguto de las clases populares y ancianos: nacionalización de los sectores clave, el retorno de la amistad de los pueblos, la restauración de la gratuidad de la enseñanza y de la medicina. El Partido Comunista organizó importantes mitines en la Rusia meridional, en Siberia y en el Lejano Oriente. Su concentración moscovista, el 18 de diciembre, no superó los 5.000 participantes, lo que parece excluir la marea roja o el regreso de los comunistas temido por algunos.

El partido Rusia Justa, de Mirónov, cuyo discurso es más reformista, tiene fama de estar manipulado por el Kremlin. Impulsado, de hecho, por este último, ocupa, no obstante, un nicho al que se le reconoce su necesidad: la socialdemocracia.

Los partidos de la izquierda institucional arrastran un pequeño hándicap: la clase obrera de la que se reclaman, sin duda ampliamente derrotada, precarizada y estigmatizada por 20 años de capitalismo ofensivo, permanece totalmente ausente de la escena política. Sin embargo, será la primera en sufrir otro acontecimiento de actualidad, pasado desapercibido, pero de muy graves consecuencias sociales: la entrada de Rusia en la Organización Mundial del Comercio.

La financiación americana de la oposición rusa es, por otra parte, reivindicada por EE UU

Los dos partidos entran con fuerza en la Duma, de manera que no comparten el radicalismo de la oposición de los outsiders del sistema: participarán en el juego parlamentario. Además de que el PC marca con claridad sus distancias con respecto al naranjismo de los liberales. El 17 de diciembre, Ziugánov recordó los precedentes de Yugoslavia, Georgia y Ucrania. Calificó a los líderes liberales de pope Gapón colectivo, referencia bien conocida en Rusia al cura que jugó un papel provocador en el domingo sangriento de 1905. La financiación americana de la oposición rusa es, por otra parte, reivindicada por EE UU: no sólo varias fundaciones publican regularmente sus listas de donaciones, sino que el portavoz del Departamento de Estado, Mark Torner, declaró el 6 de diciembre que los fondos concedidos a las ONGs y a los medios de comunicación independientes rusos, se verán aumentados en 2012 (especialmente para las presidenciales de marzo) hasta un poco más de los 9 millones de dólares [7].

Los blogueros

El tercer componente es más nuevo y menos previsible. Dispone de esta novedad tecnológica todavía poco extendida hace algunos años: el dominio de Internet y de sus redes sociales (Vkontakte, Twitter y más raramente Facebook) a las que han recurrido por igual los jóvenes opositores liberales o los izquierdistas.

Lo que une a los indignados de Moscú con los de Madrid y de otras partes de Europa no son las desigualdades sociales, la precariedad y el paro, sino la falta de perspectivas de los jóvenes titulados.

Pero la masa de usuarios de estas redes es, ante todo, una joven generación nacida al tiempo o después de la caída de la URSS, que apenas tiene relación con la política y sus organizaciones y expresa su cólera espontánea en dirección a los aspectos más chocantes de la vida pública: la corrupción, el desvío de fondos y bienes públicos, el crimen organizado a todos los niveles, el partido de los granujas y ladrones identificado en Rusia Unida. El potencial movilizador de las redes sociales, según un estudio de Alexéi Sidorenko, se elevaría a los 180.000 manifestantes [8].

Varios observadores han intentado describir una sociología de esta nueva ola. Pertenecería a la clase media beneficiaria del crecimiento de los años de Putin, a las jóvenes élites a la búsqueda de un ascensor social más rápido. Lo que une a los indignados de Moscú no sería entonces, como en Madrid y en otras partes de Europa occidental, las desigualdades sociales, la precariedad y el paro, sino la falta de perspectivas de los jóvenes titulados en una estructura social estancada donde demasiados puestos ya han sido copados y defendidos por los privilegios de generaciones anteriores.

Según el sociólogo Leonti Býzov, “coinciden múltiples factores. Primeramente, el aumento de la influencia de una nueva generación de jóvenes que no tienen memoria del ’traumatismo de los años 90’. No tienen miedo al cambio, lo prefieren a la ’prisión dorada’ de la estabilidad putiniana. Los jóvenes de clase media quieren movilidad social y sueñan con fulgurantes carreras" [9]. Pero a esta constatación sociológica se añade otra, la política. La estrella de la movilización de los internautas es el blogger Alexéi Navalny. Está en el origen del slogan muy popular que ha hecho de Rusia Unida el partido de los granujas y ladrones. Muy conocido en los EE UU donde estudió, jugará un papel político a dos niveles. Por una parte, estará relacionado, como otros, al National Endowment for Democracy en Washington. Por otra, participa en la Marcha rusa [10]: será la pasarela soñada entre la extrema derecha nacionalista y la revolución blanca. A priori, matrimonio contra natura, esta síntesis tienta, no obstante, a una parte de los jóvenes rebeledes y podría constituir un cóctel explosivo, muy desestabilizador [11]. En las reuniones preparatorias del nuevo reagrupamiento de la oposición prevista para el 24 de diciembre, se plantearon varios interrogantes que dividen: Entre ellos: el peligro de juntarse con los etno-nacionalistas y la controversia acerca del liderazgo liberal (Nemtsov y otros) y su tutela americana. El movimiento de base espera preservar su carácter democrático, pacífico, y su espontaneidad. [strong]

Jean-Marie Chauvier, jueves 22 de diciembre de 2011.

[1Corinne Deloy, Sin suspense en el resultado de las elecciones legislativas en Rusia (en francés) (PDF), Fondation Robert Shuman, 28 de noviembre 2011.

[3Como recuerdo, en 1917-1922, la guerra civil opuso a rojos y blancos.

[4Patriotas: Aquí, en sentido restringido, se refiere a los nacional-comunistas y a los patriotas de Estado, a excepción de los etno-nacionalistas.

[5Editado en colaboración con el Financial Times y el Wall Street Journal.

[6Un inventario permanente de estas luchas es mantenido por el Instituto de Acción Colectiva (IKD) que dirige la socióloga franco-rusa Carine Clément.

[7Conferencia de prensa el 5 de diciembre, en el sitio del Departamento de Estado.

[8Alexei Sidorenko, Rusia, la protesta postelectoral en las redes sociales (en francés), GlobalVoices, 9 de diciembre.

[9Donna Welles, Rusia: ¿Por qué los rusos se manifiestan ahora?, (en francés) 12 de diciembre 2011.

[10Manifestación anual, el 4 de noviembre, de neonazis y otros movimientos antiinmigración.

[11Desde la explosión xenófoba de diciembre de 2010, en la plaza Manezhnáya de Moscú, se han entablado contactos entre los movimientos ultras y los miembros de Otra Rusia.

[strongMaterial original en francés: monde-diplomatique.fr.
Traducción: Ventana a Rusia.
Imagen de cabecera de artículo: ru.wikipedia.org.

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Comentarios

2 Mensajes

  1. “Revolución blanca”, banderas rojas y fuerzas en la sombra

    For Andrei Piontkovsky, a member of political council of the United Democratic Movement Solidarnost.
    I read your article, «The Russian nausea» in today’s La Vanguardia newspaper.
    I send this text, if you’re interested and want to read. If you want to say something, all right.
    With love and affection
    Non-violence has been touted over and over again in politics, religion and different leaders. Nonviolence is not a fact, it is only an idea, a theory, a lot of words, the fact is that we are violent, it is a fact, ’what is’. But we are not able to understand ’what is’ and that’s why we invented this nonsense we call non-violence, which creates a conflict between ’what’ and ’what should be’. While we pursue non-violence we sow the seeds of violence is so obvious. So, we can look together ’what is’ not evade, without any ideal, without suppressing or escape from ’what is’?
    There are different forms of violence. Should we investigate every kind of violence or cover the whole structure of violence? Should we look at the whole field of violence or just a part of it? … The source of violence is the self, the ego, the me that expresses itself in many ways: in the division, in trying to become or be someone else, which in itself is a division of ’ I ’and’ not me ’, the conscious and the unconscious, the self that is identified with the family or no family, no community or community, etc.. It’s like we throw a stone into a lake, waves spread and spread, and the center is the self. While the self exists in any form, subtly or openly, will violencia.La violence is not only killing another.
    Violence occurs when one uses an aggressive word when he makes a gesture of contempt for a person, when he obeys because he is afraid. So violence is not only the organized killing in the name of God, on behalf of the society or country, violence in much more subtle, deeper, and we are investigating the depth of the violence itself. When he says he is Indian, Muslim, Christian, European or anything else, is being violent. Do you know why it is violent? Because it is separating from the rest of humanity. When you separate yourself by belief, by nationalism, by tradition, it breeds violence. Thus, a man who wants to understand violence does not belong to any country, any religion, any political party or system, but is interested in understanding humanity. JKOnline
    The war, violence is its best. Where the destruction and death, is also at its highest level. Now, today, men, called the most civilized, throw thousands of tons of bombs on a country, Libya.
    Why do this? They do it out of envy, jealousy, hatred and fear, to expand their interests, that is, selfishness. War is the action of the «I» in a wild and almost insane, just as man has its maximum destructive energy. We justify everything, and also justify the war. Any justification is infinite, but so is any denial. What can we do for mass murder, war is not? You can do many things, but mainly to eliminate, first of all, the war within us. Otherwise, what sense does everything we do. It would be like trying to extinguish a fire, but also give you more fuel. Therefore, we discover what gives life to this war, which is as ours, we took every day for the fight. Do not expect someone to solve that war within you, as the bombs continue to fall, destroying the people and all life.
    To end violence and war. While there is a change in morality, there will be war. What is the difference between Obama and Bush? No, because both have the same morality. They have developed sensitivity to realize that problems are not solved with violence, throwing millions of pumps, making war. Its sensitivity is, of selfishness, no matter who has to kill and destroy, the issue is that they must continue their immoral life, extravagant and wasteful. And while no change in paradigm, morality, human beings will continue killing innocent and vulnerable. T. Segarra.
    http://tsegarsigmailcom.blogspot.com
    If you have problems with this link to access my blog, you can go to my website in the search putting «The truth is freedom.»
    Twitter: Mussol

    por Toni Segarra | 5 de febrero de 2012, 11:16

    Responder a este mensaje

    1. “Revolución blanca”, banderas rojas y fuerzas en la sombra

      Gracias por tu comentario, pero nada puedo decir de él ya que el inglés no es mi fuerte, fuera de la informática. De todas formas, agradecerte que nos hayas dado a conocer el artículo "La náusea rusa", de Andréi Piontkovsky, miembro del comité ejecutivo de Solidarnost y colaborador del Instituto Hudson.

      por Pasha | 5 de febrero de 2012, 23:10

      Responder a este mensaje