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La guerra del gas: Rusia en todos los frentes

Desde hace algunos años, Rusia se ha implicado en una política hiperactiva cuyo objetivo anunciado es el control estratégico de las vías de aprovisionamiento de gas. Hoy, el poder y el dominio no están respaldados solamente por la fuerza militar, sino también y cada vez más, por el control de los recursos y de los grandes corredores de transporte. Moscú, pues, está por dondequiera que existe un lugar en el mercado de gas. Los mapas presentados con este análisis son documentos de trabajo (en inglés) inacabados y bastante complejos, pero ricos en informaciones que serán útiles a quienes interese el tema y que, eventualmente, pudieran elaborar una cartografía simplificada a partir de esta fuente.

El gas natural va camino de convertirse en un recurso tan estratégico como el petróleo, en particular para Rusia, cuyas reservas son las más importantes del planeta. Al mismo tiempo, los beneficios del gas deberían permitir reforzar la economía del país y su influencia geopolítica en el conjunto de Eurasia. Rusia, tras dos decenios caóticos que siguieron a la caída de la URSS, busca volver a ser una gran potencia. Y la visión rusa de potencia es más geoeconómica que geopolítica, lo que explica la importancia que concede al establecimiento de infraestructuras ligadas a la extracción de petróleo y gas y la omnipotencia del gigante gasístico Gazprom.

Las alianzas políticas y militares en la esfera del gas.
Mapa de trabajo de: Timothy Boon von Ochssée et Tom Smeenk, 2010.
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Un verdadero Estado dentro del Estado, Gazprom defiende los mismos intereses que el poder ruso, pero con objetivos diferentes: el Estado, en concentrarse en la seguridad económica y política interna y externa; y Gazprom, en generar los mayores beneficios posibles. Están muy conjuntados, sin embargo, son ellos [Gazprom] quienes desarrollan la gigantesca red diversificada de vías de exportación hacia Asia y Europa, así como las nuevas estaciones de distribución de gas natural licuado (GNL).
Es un mercado dinámico: hoy, la llegada de gas no convencional, los progresos en la licuefacción, el desarrollo de una competencia importante (con Qatar, principalmente) son tantos nuevos factores que cambian fundamentalmente los datos del problema y que Rusia debe tener en cuenta para quedarse como un actor principal en la escena mundial. Sin hablar del rápido desarrollo de las fuentes de energía alternativas.
Numerosos proyectos de inversión están ahora previstos en cooperación con multinacionales occidentales. Es con un consorcio franco-noruego que Gazprom pondrá en explotación el inmenso yacimiento de Chtokman, en el mar de Barents, así como los yacimientos de menor importancia en la península de Yamal, al noroeste de Siberia. Los gigantes energéticos occidentales se ponen a disposición de los rusos no sólo por sus recursos financieros, sino también por su savoir-faire, su destreza técnica. Las nuevas vías de aprovisionamiento, cuya inauguración está prevista para 2014-2015, serán las costuras de estos proyectos cooperativos y vendrán a reforzar, todavía más, la posición de Gazprom en el mercado.

South Strean y Nabucco están en el mismo barco…

Según un despacho de la AFP [N. T.: Agencia francesa de noticias] de fecha de 24 de mayo de 2011, la Comisión europea ha puesto en tela de juicio las ambiciones de Gazprom y del gasesoducto South Stream en una de las reuniones más tormentosa que se haya habido en Bruselas.

South Stream es un proyecto comercial. No tenemos necesidad de subvenciones, sólo de ser reconocidos como uno de los proyectos para el suministro de gas a la UE”, se quejaba su presidente y director general, Marcel Kramer.

Ustedes no son nuestra prioridad”, le replicó Günther Oettinger, comisario europeo de energía.

Entre Rusia y la UE hay un bebé llamado Ucrania”, añadió, comunicando su rechazo a apoyar un proyecto comercial cuya finalidad es, según él, política (en otras palabras, rodear Ucrania para aislarla mejor).

Günther Oettinger estaba delante del ministro de energía ruso, Serguéi Shmatko, del presidente y director general de Gazprom, Alexéi Miller y del presidente y director general del grupo italianao Eni, Paolo Scaroni.

Hemos venido a escuchar y aprender”, había anticipado Günther Oettinger. Mencionó igualmente las reglas del mercado europeo, la apertura a la competencia, el imperativo de transparencia, la necesidad para la UE de diversificar sus fuentes de abastecimientos y las rutas de transporte.

Entonces Günther Oettinger no dudó en levantarse y abandonar la sala durante la intervención de Paolo Scaroni, en el momento en el que éste último solicitaba a la Comisión evitar un exceso de reglamentación…

South Stream ambiciona responder a la fuerte demanda de gas de la UE en los años futuros. El gaseoducto encaminará el gas de Rusia vía mar Negro hasta Bulgaria, puerto de entrada a la UE. Sus primeras entregas deben empezar a finales de 2015. Están estimadas en 15 mil millones de metros cúbicos y deben aumentar el potencial hasta alcanzar los 63 mil millones de metros cúbicos en 2019. En esta fecha, según Gazprom, la demanda de la UE debería pasar de los 477 mil millones de metros cúbicos a los 601 mil millones de metros cúbicos, y el South Stream espera asegurar la mitad de estas necesidades.

La Comisión europea apoya el Nabucco, pero el proyecto se ha retrasado y las primeras entregas están programadas para 2017.

Los dos enormes gaseoductos, Nordstream y Southstream, son piezas maestras en la geoestrategia rusa de suministrar gas al conjunto de Europa, así como de agarrarla por los “dos lados”. Los rusos se han asociado con los alemanes, holandeses y franceses para la construcción del gaseoducto septentrional, después con los italianos y de nuevo con los franceses y los alemanes para el gaseoducto meridional.
Estos dos nuevos gaseoductos no son instrumentos geoestratégicos destinados exclusivamente a acaparar el control de los corredores: el interés es también económico, a condición de que el proyecto competidor, Nabucco, no vea nunca la luz. En la segunda mitad de los años 90, el Blue Stream, que atravesaba el mar Negro a partir del sur de Rusia, había sido proyectado para responder a la demanda turca en pleno crecimiento. Planificado y construido durante los años de crisis económica y financiera en Rusia, este gaseoducto, nada rentable al principio de su explotación, permitió cerrar el mercado del gas en Turquía a las posibles vías competidoras provenientes de Turkmenistán (con el gaseoducto del transcaspio) o de Irán. Mientras que, de inmediato, comenzaba también la carrera por la captación de los recursos energéticos del mar del Caspio, con la construcción del oleoducto Bakú-Tvilisi-Ceyhán (BTC) a petición expresa de Washington.
Hoy, gracias a esta estrategia, Gazprom puede enorgullecerse de tener una posición dominante en el mercado del gas de Turquía. El gaseoducto South Stream podría servir muy bien, de la misma forma, para reforzar la posición de Moscú (y, por tanto, la de Gasprom) frente a otros proyectos potenciales de gran envergadura para enviar el gas del Mar Caspio, de Irak, de Irán, incluso del mismo Qatar…
La rentabilidad de estas enormes inversiones rusas (cifradas en decenas de miles de millones de dólares) podría estar comprometida si los otros países productores colocan en el mercado un gran volumen de gas, lo que, inevitablemente, haría bajar los precios. Después de todo, Rusia, aunque de antemano sea toda una potencia, no puede influir en las políticas inversoras de sus competidores. Y si el juego de las competencias crea una situación en la que oferta sea firmemente superior a la demanda (lo que fijaría los precios relativamente bajos), finalmente, todos los países productores y exportadores podrían encontrar un interés común en dejar de competir para trabajar de acuerdo y en cooperación
El Forum de países exportadores de gas (GECF, Gas Exporting Countris Forum, por sus siglas en inglés) y los países de la troika del gas (Rusia, Irán y Qatar, los tres países poseedores de las más grandes reservas mundiales de gas) ofrecieron a Rusia una plataforma ideal para organizar tal coordinación y mantener el contacto con los países observadores, tales como Noruega o los Países Bajos. Gazprom multiplica las cooperaciones con otras multinacionales de energía de los países exportadores de gas, a menudo controladas por el Estado. Estas colaboraciones internacionales no son más que el principio y se está poniendo en marcha con dificultad, teniendo cada país intereses divergentes y su propio calendario estratégico. Qatar, por ejemplo, en los últimos años ha efectuado enormes inversiones en proyectos de gas licuado y ahora parece hacer una pequeña pausa. Irán, víctima del embargo, apenas si ha organizado la exportación de su gas.

Infraestructuras y producción de gas
Mapa de trabajo de: Timothy Boon von Ochssée et Tom Smeenk, 2010.

El tipo de cooperación entre países productores de gas no puede ser asimilado a la manera del de los países productores de petróleo que se organizan en el seno de la OPEP. Las relaciones políticas entre estos países complican las colaboraciones formales, obstáculo hace tiempo superado por los países de la OPEP. Estas dificultades tranquilizan a los países consumidores de gas que, de momento, se benefician de esta debilidad. A la espera de que las estrategias de cooperación internacional funcionen, las relaciones se organizan de forma bilateral y, a menudo, informal.
Pero también hay que contar con la Unión Europea y con los Estados Unidos que cuestionan a Moscú el lugar preponderante que desea cubrir en el mercado gasístico euroasiático. Las dos potencias occidentales no escatiman esfuerzos para minar la estrategia energética rusa. Desde la caída de la Unión Soviética, los EE UU no han cesado de tratar de diversificar los flujos de aprovisionamiento del gas euroasiático, menos por razones comerciales que por mantener un equilibrio geoestratégico allí donde los países se han hecho independientes recientemente. No dudando, si fuera necesario, en servirse de la OTAN como instrumento diplomático-militar para reforzar su influencia y establecer una esfera geoestratégica a los márgenes de Rusia, en Asia central y en el Cáucaso. Éste es el orden del día estratégico que incita a los EE UU, a falta de poder pasar por Irán, a apoyar los proyectos de los gaseoductos del transcapio y transafgano (TAPI) previstos (si, no obstante, estos proyectos se concretan algún día) a bombear el gas turkmeno y azerí.

La guerra del gas

Para parar los proyectos rusos, muy avanzados ya, la UE —apoyada por los EE UU— intenta desesperadamente proyectar corredores de transporte para la importación de gas de la región del Caspio hacia Europa occidental. Es el caso del mega proyecto Nabucco (sumergido, de momento, en un estado de coma artificial) y de la decisión tomada por la Comisión Europea en 2010 de crear un consorcio económico (Caspian Development Corporation o CDC) para ayudar a las compañías gasísticas europeas a comprar el gas de esta región. Estas iniciativas se inscriben en una estrategia encaminada a romper el monopolio que Moscú espera asentar no sólo en las vías de exportación de su propio gas, sino también en el del sur del mar Caspio… Entonces se puede hablar de una verdadera guerra del gas entre estos dos actores principales que son Rusia y la UE, ampliamente apoyada por los EE UU. Los intereses geoestratégicos son vitales para estas potencias, y las inversiones proporcionadas se cifran en decenas, incluso centenas, de miles de millones de dólares. Este gran juego se ha hecho todavía más complejo con la llegada de otros principales actores —en particular, Japón, China, India—, cuya sed de energía es ilimitada y que se sitúan como serios competidores consumidores frente a Europa occidental.

Las alianzas de los países exportadores de gas y petróleo.
Mapa de trabajo de: Timothy Boon von Ochssée et Tom Smeenk, 2010.

Pero en esta carrera, Moscú tiene algunos cuerpos de ventaja sobre sus rivales, exportadores e importadores a la vez.

Curiosamente, Europa manda señales contradictorias. Los Estados miembros de la UE tienen ellos mismos enfoques muy diferentes en su política de abastecimiento de gas. El Reino Unido y un cierto número de países de Europa del Este, muy orientados hacia los EE UU, desean limitar la influencia de Moscú en Europa. Por el contrario, países europeos tan importantes como Alemania, Italia o Francia se adaptan a la estrategia rusa y se comprometen a acuerdos de cooperación en la idea de que esto tranquilizará los abastecimientos de gas.

A Rusia y Gazprom todavía les cuesta encontrar un buen equilibrio entre cooperación y competencia entre sus homólogos productores, pero también con sus colaboradores grandes consumidores de gas. ¿Es tan sagaz Gasprom para realizar sus proyectos de inversión, mientras Europa no tiene previsto aumentar las importaciones de gas ruso? En otras palabras, ¿será suficiente la demanda para sostener los dos mastodontes que serán los gasoductos Nord Stream y South Stream?

Sin embargo, Europa aplaude cada vez que se presenta la oportunidad de tener un poco más de gas disponible para su consumo… Igualmente, parece bendecir la voluntad de Rusia de lanzarse a la carrera de abastecimientos gasísticos en el mercado interregional, pensado que esto contribuirá a reforzar la seguridad energética y a mantener los bajos precios. Pero a Europa mismo, le cuesta verdaderamente mucho encontrar el buen equilibrio entre un razonable nivel de compromiso con Rusia, que le asegure su seguridad energética, así como su independencia, y la necesaria diversificación de sus abastecimientos, lo que reforzaría su posición económica y política. [1]

Timothy Boon von Ochssée y Tom Smeenk, lunes, 22 de agosto de 2011

[1Material original en francés e imágenes: blog.mondediplo.net.
Imagen de cabecera de artículo: rian.ru.
Traducción: Ventana a Rusia.

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