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Índice de Desarrollo Humano de Rusia

La historia demuestra que el espacio ruso fue siempre un obstáculo para las transformaciones a consecuencia de su inmenso territorio y de unas infraestructuras poco desarrolladas. La magnitud del atraso económico de las provincias es enorme, incluso en la zona europea, más densamente poblada y que constituye más del 40% de su territorio.” Esto, entre otras cosas, es lo que se lee en el último Informe del Índice de Desarrollo Humano de la Federación Rusa 2011. Modernización e Índice de Desarrollo Humano que cuelga en la web en ruso del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y cuyo último capítulo dedicado a la modernización del territorio ruso hemos traducido por su interés.

Mostrar el mapa del Índice de Desarrollo de la regiones de Rusia a pantalla completa

“La modernización posee una proyección espacial. En primer lugar, está la velocidad en la difusión por el territorio del país de las diversas innovaciones - desde las nuevas tecnologías a un modo de vida moderno. La historia demuestra que el espacio ruso fue siempre un obstáculo para las transformaciones a consecuencia de su inmenso territorio y de unas infraestructuras poco desarrolladas. La magnitud del atraso económico de las provincias es enorme, incluso en la zona europea, más densamente poblada y que constituye más del 40% de su territorio. Para reducir la barrera de la distancia es necesario un desarrollo de las infraestructuras de transporte y de las grandes ciudades, que sean capaces de difundir los cambios a las provincias, pero estas áreas nunca han sido prioridades de la política regional.

En segundo lugar, está el crecimiento de la movilidad de la población y la transformación de los asentamientos. La gente quiere vivir allí donde le resulta mejor: un clima y entorno más agradables, mayores posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado y de obtener servicios asistenciales de calidad, etc. Con el aumento de la movilidad, cambia el sistema de asentamientos: la población se concentra en las ciudades y en sus suburbios, en lugares con condiciones de vida más confortables. Teniendo en cuenta la continua despoblación, el área poblada del país habrá de contraerse de forma inevitable.

En tercer lugar, está la mejora de las condiciones para realizar negocios y el máximo aprovechamiento de las ventajas competitivas regionales y locales. La competitividad depende de muchos factores y barreras objetivas y, por eso, el desarrollo territorial es siempre desigual. Las empresas se concentran en territorios que poseen ventajas competitivas: proximidad a grandes mercados, una elevada dotación en infraestructuras o recursos, una mano de obra cualificada, etc. La diferente competitividad de las regiones rusas conduce a una fuerte diferenciación por nivel de desarrollo socioeconómico.

En Rusia domina la idea de que son intolerables las grandes diferencias regionales por nivel de desarrollo socioeconómico, de que es necesario, en primer lugar, apoyar a los territorios de provincias poco desarrollados, incluirlos dentro de un proceso de modernización. Pero tal planteamiento es extraordinariamente costoso por la baja competitividad y las barreras reales al desarrollo de los territorios periféricos. En consecuencia, una corriente más de modernización: un óptimo equilibrio que nivele y estimule la política regional.

Una excesiva centralización de administración y recursos financieros a nivel federal y la ausencia de un mecanismo eficaz de coordinación de los intereses del centro y las regiones aparecen también como una barrera institucional. Del mismo modo, las autoridades regionales centralizan presupuesto, atribuciones e impuestos para controlar a los municipios. Instituciones ineficaces dan lugar al parasitismo y a la lucha por las transferencias presupuestarias, en lugar de la competencia de regiones y ciudades por inversiones en empresas y capital humano. Como resultado, los defectos del sistema de administración junto con los obstáculos objetivos para el desarrollo obstaculizan la transformación del territorio.

Factores de modernización

Índice de Desarrollo Humano de Rusia 2013

Con el título Un desarrollo estable: los retos de Río, el pasado 21 de mayo se presentaba en Moscú, en el Centro de Análisis del Gobierno de Rusia un nuevo informe del Índice de Desarrollo Humano de Rusia, el 16º informe dedicado a la Federación Rusa desde que la UNDP inició en 1995, en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores, estos informes dedicados a Rusia.

Según la recesión que se hace de su presentación, "en el Informe 2013 se examinan los problemas del tránsito de Rusia a un desarrollo estable, teniendo en cuenta factores sociales, ecológicos y económicos. Consta de 10 partes con nuevos enfoques en el desarrollo de la educación y la ciencia, las mejoras en la salud, la elaboración de un modelo de economía ’verde’ y en los indicadores de estabilidad. Atención especial merece la optimización de las políticas energéticas, climáticas y regionales, así como el papel de la sociedad civil y de las empresas en el tránsito a un desarrollo estable."

En próximas fechas, dedicaremos una entrada con un resumen de las 204 páginas de que consta el documento.

En la “nueva geografía económica” se distinguen dos grupos de factores que estimulan el desarrollo del territorio:

1. Factores de “primera clase”:
— Una elevada provisión de recursos (minerales, agrícolas) demandados por los mercados mundiales;
— Una situación geográfica ventajosa (en los límites de las aglomeraciones o en las rutas del comercio global), que reducen los gastos de transporte.

2. Factores de “segunda clase”:
— El efecto de las aglomeraciones, es decir, la concentración territorial y económica de la población en grandes ciudades, lo que permite economías de escala;
— El desarrollo de una infraestructura de transporte que reduce la distancia económica;
— Un alto potencial humano (educación, salud, motivaciones laborales, movilidad y capacidad de adaptación de la población);
— Unas instituciones eficaces que contribuyen a una mejora del clima empresarial, la difusión de los cambios, al crecimiento de la movilidad territorial de la población.

Cuanto mayor es el desarrollo de un país o de sus regiones, tanto más alta es la contribución de los factores de “segunda clase”. Por consiguiente, la transformación del territorio está garantizada por el desarrollo de las aglomeraciones, las infraestructuras, el potencial humano y el mejoramiento de las instituciones. En consecuencia, la modernización del territorio está relacionada con el desarrollo de las aglomeraciones, las infraestructuras, el potencial humano y la mejora de las instituciones. Sin embargo, el factor más importante en Rusia está en la riqueza de sus recursos naturales, demandados por los mercados globales. Los poco desarrollados factores de “segunda clase” son barreras al progreso de las regiones de Rusia.

Las tendencias de desarrollo de las regiones en periodos de crecimiento y crisis

Los factores y barreras destacados más arriba influyen en el desarrollo de las regiones rusas. Su principal papel se puso de manifiesto tanto en el periodo de crecimiento económico como en la crisis de 2008-2009.

En la época de más firme crecimiento económico prosperaron algunos grupos de territorios. En primer lugar, las aglomeraciones de las ciudades federales, gracias no sólo al efecto de concentración, sino, en especial, a los privilegios institucionales. El status de capital de Moscú, con un sistema ruso de gestión altamente centralizado, garantiza la concentración en la ciudad de las sedes de las principales compañías rusas, una enorme afluencia de ingresos fiscales al presupuesto de la ciudad, una gran cantidad de puestos de trabajo bien remunerados y unos ingresos de sus habitantes considerablemente más altos. En la década de 2000 se aceleró el progreso de Moskóvskaia óblast gracias a las ventajas de la concentraciones y al flujo de capital de Moscú. En San Petersburgo, el efecto se manifestó en proporciones más moderadas, aunque las autoridades federales estimularon el desarrollo de la ciudad con especiales medidas institucionales, trasladando allí las sedes de una parte de importantes compañías para elevar los ingresos del presupuesto de la ciudad y crear puestos de trabajo bien pagados. Leningrádskaia óblast tuvo un desarrollo más dinámico, aprovechando la doble ventaja de su situación geográfica marítima en las rutas del comercio con Europa y del efecto de concentración de la población. Pero estos factores sólo son suficientes para un estímulo al desarrollo de la zona marítima occidental cercana a San Petersburgo. La concentración en ellas del 75-80% de la migración neta de Rusia durante los años 2007-2009, fue el resultado del dinámico desarrollo de las dos mayores aglomeraciones del país, incluyendo la concentración del 55-60% en Moscú.

En Rusia, y en la mayoría de sus regiones, hay suficientes recursos económicos para una política social más efectiva.

Un segundo grupo es el de las 10-12 regiones con una estructura económica exportadora (industrias de extracción de recursos, de metalurgia). Entre ellas, ocupan los primeros puestos los grandes centros de extracción de petróleo y gas de los distritos autónomos de Tiuménskaia óblast. La región misma creció a expensas del factor de institucionalización: de los grandes ingresos fiscales de los distritos y de las importantes empresas registradas en su territorio, aunque su propia economía es débil. Los líderes del segundo escalafón son la repúblicas de Tatarstán y de Bashkortastán, Krasnoiarski y Permski krái, Samárskaia óblast y algunas regiones metalúrgicas punteras. Los ingresos de sus habitantes y sus presupuestos crecieron gracias al rápido aumento de los precios mundiales de las materias primas y a una industria de transformación de metales. Tatarstán se distinguió por unos altos ritmos de crecimiento económico, gracias a sus recursos y a privilegios institucionales: la existencia de una compañía petrolera regional y un especial respaldo financiero del presupuesto federal. Y un líder más en crecimiento: Sverdlóvskaia oblast, a quien le ayudó una buena coyuntura de precios de los metales en la década de 2000 y el efecto de concentración que aceleró el desarrollo del sector servicios en Ekaterinburgo.

El papel del factor de los recursos de las regiones se manifestó de forma mucho más acusada en el despliegue de nuevos proyectos de extracción de petróleo y gas (Sajalínskaia óblast y el Distrito autónomo Nenetski), cuyos ritmos de crecimiento económico fueron mucho más altos. El volumen de la producción industrial de Sajalínskaia óblast aumentó casi el doble a precios comparativos, y el Producto Regional Bruto, 1,8 veces. “El milagro económico” de Sajalin se basó en una inversión extranjera a gran escala que, en la primera mitad de la década de 2000, supuso hasta el 20% del total de la inversión extranjera en Rusia. Esto es un efecto del factor de institucionalización: el cierre de acuerdos para el reparto de la producción.

La influencia del factor de una posición marítima y fronteriza privilegiada en las rutas del comercio mundial, sólo resultó positiva en la década de 2000 y estuvo localizada en algunas regiones occidentales y sureñas de Rusia. Por sí mismo, este factor no es capaz de estimular el desarrollo de las regiones, a causa de otras barreras, especialmente en el este del país. Son necesarios “apoyos” adicionales, ya sea institucionales —status de zona económica especial (Kaliningrádskaia óblast) —, o las ventajas de una gran aglomeración (Leningrádskaia óblast). Para las regiones rusas del Sur (Krasnadarski krái) se convierten en factores de crecimiento: una privilegiada situación, unos mejores recursos agrarios y agroclimatológicos, una mayor densidad de población, unas infraestructuras relativamente desarrolladas y una población con movilidad y capacidad de adaptación. El factor institucional —la realización de las Olimpiadas— puede llevar a una hiperconcentración de las inversiones en un punto, en vez de al desarrollo de todo el territorio del sur.

En el mayor grupo de regiones “de la media” por nivel de desarrollo (casi 2/3 de las entidades de Rusia), es difícil diferenciar factores ostensibles que estimulen el desarrollo y la modernización. De forma más frecuente, estas regiones mostraron unos ritmos de crecimiento económico mediocres. Los ingresos y la población del grupo de repúblicas poco desarrolladas crecieron de forma mucho más rápida, pero a costa de una ayuda financiera a gran escala del presupuesto federal. Tal crecimiento no puede ser estable.

Las peculiaridades regionales de la crisis de 2008-2009 también estuvieron condicionadas por factores básicos de desarrollo, entre ellos, los institucionales. Por lo menos, afectó a regiones poco desarrolladas y altamente subvencionadas en cuyos presupuestos oficiales predomina el sector servicios, financiado a cuenta de transferencias federales. Con respecto a la estabilidad, hubo una dinámica de producción industrial en el Lejano Oriente donde, ya en el periodo de la crisis de la década de los 90, las empresas menos competitivas dejaron de existir. En regiones de mediano desarrollo, la profundidad de la recesión de la crisis y la rapidez en su salida, estuvieron condicionadas por la estructura de sus economías. Las que más sufrieron fueron las regiones de especialidades no competitivas, de construcción de maquinaria y textil, situadas en la zona europea del país y que salieron lentamente de la crisis. Entre las regiones más desarrolladas, integradas en la economía global, las especializadas en la metalurgia, experimentaron la recesión de la crisis antes y de forma más acusada, sobre todo los óblasts de Vologódskaia y de Cheliabínskaia. La recesión de las regiones desarrolladas, con una economía más diversificada, fue menos pronunciada, y en 2010 la superaron casi por completo, a excepción de Samárskaia óblast. Regiones “de nueva industrialización", atractivas para los inversores, superaron aún de forma más rápida la recesión (Kalúzhkaia óblast, Leningrádskaia óblast y Belgoródskaia óblast). Las principales regiones en la extracción de petróleo no sufrieron la recesión de la crisis de la industria y allí donde se ejecutaron nuevos proyectos de extracción de petróleo y gas, siguió el crecimiento económico, aunque los ingresos de sus habitantes disminuyeron en prácticamente todas las regiones extractoras de petróleo y gas.

El índice de educación continúa creciendo lentamente,
pero la calidad de la formación rusa se pone cada vez más en tela de juicio.

Desde un punto de vista geográfico y por los ritmos de la recesión industrial y la situación del mercado de trabajo, la crisis afectó, sobre todo, a las regiones del Volga, los Urales y Centro. Para no dar lugar a un aumento de las tensiones sociales, las autoridades trataron de conservar el empleo en las empresas industriales, por medio de prohibiciones administrativas y de inyecciones financieras. Como resultado, el nivel de desempleo oculto (trabajo a tiempo parcial y el empleo en trabajos sociales) de estas regiones superó al desempleo registrado oficialmente. Al sumar la totalidad del desempleo, el oculto y el oficial, sobre todo el de las regiones más problemáticas del Volga y los Urales, su nivel alcanzó, a principios de 2009, los índices de desempleo de la crisis de 1998. Pero la influencia de la crisis de 2008-2009 es otra y ello no contribuyó a la modernización del mercado laboral de las regiones: no hubo un reajuste del empleo poco productivo y a la salida de la crisis se crearon pocos puestos de trabajo nuevos.

La diferencia de la crisis de 2008-2009 con la anterior está en el hecho de que, al comparar los datos en el conjunto del país, afectó de forma lejana a los ingresos de la población. Tras una pequeña caída a finales de 2009, se restablecieron hasta el nivel de antes de la crisis. Ello fue consecuencia de una política estatal que acumuló grandes recursos financieros durante el periodo de crecimiento y utilizó parte de estos recursos en mitigar las consecuencias sociales de la crisis. En 2009, el gasto de los presupuestos de las entidades de Rusia en políticas sociales creció un 29% gracias a las transferencias federales para este fin, y en 2010 los ritmos de crecimiento de estos gastos fueron parecidos. Pero el cuadro regional es diferente. Lo que más rápidamente aumentó fueron los gastos y el consumo de la población de las repúblicas poco desarrolladas y muy subvencionadas. La disminución, a resultas de la crisis, de los ingresos de la población tuvo lugar en regiones con una fuerte caída de la industria y un considerable desempleo, oficial y oculto, lo mismo que en las principales regiones extractoras de petróleo y gas, donde se redujo considerablemente la parte variable del salario (pagas extras, bonus y premios). El mercado de trabajo de las grandes aglomeraciones, con una elevada ocupación en el sector servicios, reaccionaron de manera más agil ante la crisis: primero, con un descenso del nivel de empleo y salarios, y después, con un crecimiento más rápido en 2010.

En la economía oficial, la recesión más pronunciada a la crisis la experimentaron (y la volverán a experimentar con nuevas crisis) las ciudades monoindustriales, con una industria no competitiva. Principalmente se encuentran en la regiones Central, Volga y Urales. La multitud de ciudades monoindustriales son un importante obstáculo para la modernización rusa y no existe una decisión rápida y sencilla de resolver este problema. Y todavía una barrera más: la falta de reforma del mercado de trabajo regional, con pocas ofertas de trabajo cualificado, lo mismo que el poco desarrollado mercado de la vivienda. Sin una modernización de estos mercados, no es posible un aumento de la movilidad laboral de la población de regiones y ciudades con sectores económicos no competitivos.

La desigualdad regional

El problema de la importante desigualdad socioeconómica de las regiones es considerado como un obstáculo de modernización, pero esta tradicional concepción no tiene en cuenta los conocimientos científicos del desarrollo del territorio ni las tendencias reales. La desigualdad económica de las regiones de Rusia por renta regional per cápita, medido por el Coeficiente de Gini, creció en el periodo de transición, para empezar a reducirse a mediados de la década de 2000 a consecuencia del boom de los ingresos procedentes del petróleo y por un aumento en la redistribución de los recursos presupuestarios. La diferencia entre las regiones por el nivel de desempleo se acrecentó durante todo el periodo de crecimiento económico y la nueva crisis las atenuó, aunque sólo temporalmente. Sin embargo, las diferencias interregionales por ingresos de la población tuvieron una tendencia clara a la nivelación, sobre todo, en los años anteriores a la crisis, gracias a una política redistributiva y al aumento de transferencias del presupuesto federal. La redistribución ayudo a suavizar, también, la desigualdad regional por nivel de pobreza. De esta forma. la desigualdad social de las regiones se redujo de manera más firme.

En las principales regiones extractoras de petróleo y gas, se redujo considerablemente la parte variable del salario (pagas extras, bonus…)

Por regla general, la modernización lleva aparejada una desigualdad en el crecimiento de las regiones, ganando con ella, en primer lugar, las regiones más desarrolladas y con ventajas competitivas. Con una modernización exitosa, la desigualdad entre regiones crecerá, pero existen medios y mecanismos para atemperar la desigualdad social. La experiencia internacional enseña que para un cambio de tendencia y una disminución de la desigualdad social son necesarias dos condiciones. Primero, un nivel de desarrollo económico del país lo suficientemente alto que garantice recursos financieros para su redistribución. Segundo, una eficaz política social del Estado encaminada al crecimiento del desrrollo humano y de apoyo a los grupos de población vulnerables. Es decir, una vigorosa política social, y no regional, permitirá atemperar la desigualdad social de las regiones.

Evaluemos primero los recursos económicos. En una investigación del Banco Mundial se muestra que las diferencias regionales de los ingresos de la población por renta per cápita de los países desarrollados de Europa empezaron a moderarse en más de 10.000 dólares a paridad del poder adquisitivo. La renta per cápita de Rusia alcanzó los 20.300 de dólares en 2008 a paridad del poder adquisitivo, y en la crisis de 2009 se redujo hasta los 18.900 dólares a paridad del poder adquisitivo. Sin embargo, el PIB medio ruso muestra “la temperatura media por hospital [1], sumando Moscú, las regiones exportadoras y el gran número de regiones menos desarrolladas. Así, en 50 regiones (el 60% del total), en 2009, la renta per cápita regional (sin una evaluación suplementaria de la parte del PIB no asignada) fue superior a los 10.000 dólares a paridad del poder adquisitivo.

Pero hay que tener en cuenta las barreras rusas al desarrollo. El más evidente: la barrera objetiva del enorme territorio y, como consecuencia, una baja densidad de población, infraestructuras poco desarrolladas y una dispersa red de ciudades-centros que eleva el coste de los servicios sociales estatales. No menos importante es la barrera de la muy fuerte polarización de la población por ingresos, lo que frena la modernización del modo de vida y reduce el acceso de una parte considerable de rusos a un gran número de servicios sociales. Una tercera barrera, las fuertes diferencias regionales de desarrollo humano, de calidad y estilo de vida de la población, de la modernización a la degradación. No obstante, en Rusia, y en la mayoría de sus regiones, hay recursos económicos para la puesta en práctica de una política social más efectiva.

Segunda condición: una política social eficaz y a gran escala. La dimensión ya se ha logrado: el porcentaje del gasto en política social con respecto a todos lo gastos consolidados de los presupuestos regionales creció, en 2000-2010, del 7 al 18%, cediendo sólo el gasto en educación. Pero muchos problemas de rendimiento vienen por las grandes barreras institucionales. Ante todo está la barrera de los costosísimos mecanismos: de las transferencias sociales sin un objetivo marcado y, en general, del ineficaz gasto presupuestario, principalmente en el mantenimiento de infraestructuras sociales. La falta de una visión global y unos objetivos de política social poco definidos obstaculizan también la mitigación de las desigualdades sociales territoriales, así como los intentos por resolver con su ayuda los problemas de coyuntura política, lo que es característico tanto de las autoridades federales como de las regionales. Mientras no se superen las barreras institucionales de objetivos y organización, es un sinsentido querer abordar, por el obstáculo del territorio, objetivos más difíciles. Pero, tarde o temprano, habrá que mitigar las desigualdades sociales regionales, sin lo que no será sostenible la modernización rusa.

El desarrollo de las aglomeraciones

El apoyo al desarrollo de las ciudades es sumamente importante para la modernización. La propagación de los cambios a través del territorio pasa por un sistema jerárquico de ciudades, de las más grandes a las menos grandes, y lo mismo en los suburbios. En Rusia hay pocas ciudades, sobre todo grandes, con población de más de 250.000 habitantes (74, de las 1.090 ciudades rusas). La despoblación de las 3/4 partes de las regiones del país impide el crecimiento de la población de las ciudades. A resultas de lo cual, el efecto de aglomeración sólo se manifiesta de forma clara en las dos más importantes aglomeraciones del país: Moscú y San Petersburgo. Congregan tanto la población como los negocios. En 2008, Moscú concentraba el 24,3% (el 22,3% en 2009) del total del Producto Regional Bruto de las regiones; más del 20% de los ingresos de todos los rusos; la misma proporción de los ingresos de los presupuestos de todas las entidades de Rusia y, junto con Moskóvskaia óblast, la cuarta parte del volumen de ventas del comercio minorista del país; la quinta parte de la construcción de viviendas y más de la mitad de la migración neta de Rusia. La causa de esta alta concentración no está sólo en el efecto de aglomeración, que atrae a empresas y población, si no en los privilegios institucionales de su status de capital. San Petersburgo se queda rezagada de manera apreciable con respecto a la capital, pero sobrepasa con mucho al resto de ciudades con más de un millón de habitantes.

En 2008, Moscú concentraba el 24,3% (el 22,3% en 2009) del total del Producto Regional Bruto de las regiones.

Además de las ciudades federales, los importantes centros regionales, con una población de 700.000 a 1.500.000 de habitantes, fueron los que mas rápidamente prosperaron durante el periodo de crecimiento económico. De entre ellos, destacan, por mejores índices socioeconómicos (volumen comercial per cápita, construcción de viviendas, etc.), Krasnodar y Ekaterinburgo. En la década de 2000, creció la cuota de las ciudades con más de un millón de habitantes (sin las federales) en el comercio minorista y en la construcción de viviendas del país, aunque disminuyó con la nueva crisis. El efecto de aglomeración actúa de forma más notable en estas ciudades, complementado con el privilegio del status de capital regional. Sin embargo, todavía no consiguen atraer inversiones: lo impiden las barreras institucionales. Los centros regionales son centros municipales y poseen unas aportaciones del presupuesto muy pequeñas, en comparación con las ciudades federales, por lo que no pueden proporcionar los recursos necesarios para el desarrollo del entorno urbano. Lo impiden, también, los monopolios y el carácter corrupto del mercado del suelo y de la construcción, barreras para el desarrollo de la pequeña empresa y de las migraciones. La eliminación de las barreras institucionales acelerará el proceso de modernización de los grandes centros regionales y aumentará su capacidad para transmitir los cambios a las ciudades más pequeñas.

Mientras, las pequeñas ciudades periféricas, situadas fuera de los límites de influencia de las aglomeraciones, se degradan. Además, la crisis de 2008-2009 mostró lo inestable del desarrollo de las ciudades monoindustriales, incluso de las ciudades con grandes empresas y corporaciones estatales especializadas en el sector de la exportación industrial. En el periodo anterior a la crisis, las ciudades monoindustriales del sector de la exportación fueron líderes en crecimiento y se distinguieron por unos ingresos de la población y unos presupuestos locales más altos, pero esta ventaja, con el paso de los años, se hizo mucho menos apreciable.

El Índice de Desarrollo Humano de la regiones

En 2000-2009, Rusia ocupaba un lugar en la sexta-séptima decena de países por el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Desde 2006 ingresó en el grupo de países con un alto índice (más de 0,800), gracias al crecimiento de los ingresos. De entre los tres componentes del IDH —ingresos, educación y salud— el de la salud sigue siendo el más problemático. Sólo en 2006 empezó a crecer el índice de esperanza de vida. A esto contribuyó el aumento de los gastos del Estado en la sanidad pública, incluida la financiación del proyecto nacional “Zdarovie” (Salud). En 2006-2008 los índices de longevidad mejoraron de forma muy visible en las regiones con problemas. El crecimiento de la esperanza de vida continuó incluso durante la crisis de 2009, pero disminuyó su ritmo.

Para un desarrollo humano de las regiones, hace falta un aumento de la financiación en sanidad pública y en educación, así como un aumento de la eficiencia del gasto. Pero durante la crisis, esto no se consiguió llevar a cabo. En 2009, el gasto bruto de los presupuestos consolidados de las entidades de Rusia en sanidad pública, en educación física y deporte, así como de los fondos territoriales en seguro médico obligatorio, sólo creció un 2% con respecto al año anterior, un 5% en 2010. El aumento en dos años supuso el 7%, dos veces menos que la inflación. En 19 entidades de la Federación Rusa, el gasto en sanidad pública en 2010 fue menor que en 2008. En su mayoría, estas regiones fueron las que más sufrieron la crisis. A causa de la fuerte recesión de la industria, se contrajeron los ingresos propios del presupuesto y los gastos en sanidad en los óblast de Briánskaia, Novgoródskaia, Lipétskaia, Vologódskaia, Samárskaia, Sverdlóvskaia y Cheliabínskaia, en la República Chuváshskaia, etc. El descenso del flujo del impuesto sobre el beneficio y otros gravámenes condujo al mismo resultado en Permski krái y Jabarovski krái, en el Distrito autónomo Janty-Mansiski, en Irkútskaia óblast, Tiuménskaia óblast, Kaliningrádskaia óblast, Leningrádskaia óblast, Belgoródskaia óblast, etc. La sanidad pública se convirtió en la víctima de la optimización del gasto presupuestario.

En 2009, el gasto bruto de las entidades de Rusia en sanidad pública aumentó el 7%, dos veces menos que la inflación.

Con todo, el IDH creció un poco en 2009 (del 0,838 al 0,840), a pesar de la disminución, por la crisis, del Producto Regional Bruto per cápita en la mayoría de las regiones. La dinámica positiva está garantizada por el crecimiento de la esperanza de vida y la cobertura de la educación, infantil y de los jóvenes. Sólo en algunas regiones con una fuerte recesión industrial, el IDH disminuyó en 2009 (Vologódskaia óblast, Samárskaia óblast, Sverdlóvskaia óblast, Cheliabínskaia óblast, Volgográdskaia óblast y Astrajánskaia óblast).

Las tendencias para un periodo más largo (2002-2009) muestran que el máximo crecimiento del IDH lo tienen las regiones cuya economía crece de forma más dinámica. Entre ellas, las nuevas regiones extractoras de petróleo y gas (Sajalínskaia óblast y Arjánguelskaia óblast con el Distrito autónomo Nenetski, productor de petróleo y gas), las ciudades federales (sobre todo, San Petersburgo, que alcanza el 2º lugar en Rusia por IDH), las regiones de nueva industrialización (Kaliningrádskaia óblast). Repúblicas poco desarrolladas (Daguestán e Ingushetia), la deprimida Zabaikalski krái, también fueron líderes por tasas de crecimiento del IDH, pero fue por un aumento de las transferencias federales. El lento crecimiento del IDH de Tiuménskaia óblast se explica por la fórmula del cálculo del índice: con un Producto Regional Bruto per cápita de más de 40.000 dólares a paridad del poder adquisitivo, el índice de ingresos no cambia.

En general, el IDH de las regiones aumentó de forma apreciable. En 2005-2009 creció de forma significativa el porcentaje de población que vive en regiones con un alto nivel de IDH, reduciéndose ostensiblemente el porcentaje de los que viven en regiones con bajos índices, quedando sólo en este grupo la República de Tyva. En 2005, en las regiones con un alto IDH (más de 0,800) vivía el 17% de la población del país, y en 2009, el 85%. En Rusia no quedan regiones con un bajo IDH (menos del 0,700), aunque en 2005, en ellas vivía el 19% de la población del país.

No hay que sobrevalorar los cambios positivos del IDH de las regiones en la década de 2000. Es poco probable que el aumento de los ingresos del petróleo pueda constituir una base estable para su modernización. Ni la firmeza en el crecimiento de la esperanza de vida, a causa de los problemas de financiación de la sanidad pública, está resuelta. El índice de educación continúa creciendo lentamente, pero la calidad de la formación rusa se pone cada vez más en tela de juicio. En definitiva, el crecimiento del Índice de Desarrollo Humano de las regiones de Rusia es insuficiente para un empuje en la difusión de los cambios, en la creación de condiciones para la competitividad de regiones y ciudades en inversiones y capital humano, para el aumento de la movilidad de la población. La modernización y el territorio ruso todavía están lejos el uno del otro.

Conclusiones y recomendaciones. Prioridades de modernización del territorio

El análisis de las tendencias de desarrollo mundiales y rusas permite destacar las prioridades que reducen las barreras del espacio ruso y contribuyen a su modernización.

1. Un empuje en la propagación de las innovaciones (tecnológicas, de información, de consumo, de modos de vida, etc.). Como ya señaláramos, los procesos de difusión de las innovaciones por el territorio se propagan por un sistema jerárquico de ciudades (de las grandes a las menos grandes) y, dentro de los límites de las aglomeraciones, de los centros de las ciudades a los suburbios. Todavía hay una vía más, pero que en Rusia está menos desarrollada: la de las regiones fronterizas en el interior con intensos contactos globales. Para un estímulo en la propagación de los cambios hay que derribar barreras institucionales y de infraestructuras. Inversiones en una moderna infraestructura de transporte que “cosan” el territorio: el centro de la aglomeración y sus suburbios, las ciudades grandes entre sí y con las menos grandes, lo mismo que con las ciudades portuarias, “puertas” al mercado global. Para un estímulo a la modernización es una prioridad las inversiones estatales en infraestructuras en aquellos territorios donde se concentran la población y las grandes ciudades. De esa manera, disminuirá más rápidamente la distancia económica para las empresas y para la mayoría de los habitantes del país.

Los mecanismos institucionales, canales que expanden la difusión de los cambios e intensifican el efecto de aglomeración, son bien conocidos. Está la planificación urbana, la coordinación horizontal del desarrollo de los municipios en aglomeraciones, la reducción de las barreras de la corrupción en los negocios, con la separación del suelo y el otorgamiento de licencias para la construcción, el aumento de la independencia financiera de las ciudades y, también, una administración autónoma local realmente elegida y responsable de su gestión ante la población. En el mundo entero, estas “recetas” funcionan.

La competitividad por los recursos humanos aumentará con motivo del agravamiento de la despoblación.

2. Un estímulo a la competitividad de las regiones y de las ciudades por inversiones y capital humano. Sin competitividad no sólo no puede desarrollarse y modernizarse el mercado, sino tampoco el territorio. La competitividad mejora el clima empresarial y estimula la modernización de las instituciones, ganando las mejores regiones. En Rusia hay algunas regiones (Kalúzhkaia óblast, Leningrádskaia óblast, etc.) que han mejorado su entorno institucional para atraerse inversores privados, aunque su mayor ventaja sigue siendo su privilegiada situación geográfica. La competitividad por las inversiones del presupuesto federal también puede contribuir a una mejora del entorno institucional en las regiones, pero sólo si los activos se distribuyen con criterios transparentes. Mientras las prioridades del Estado y de las compañías estatales sean la extracción de petróleo y gas, la construcción de oleoductos y la realización de proyectos políticos, el efecto de modernización de éstas será dudoso. Las inversiones en la extracción de materias primas, en general, son indiferentes a la categoría de las instituciones regionales. Para las grandes compañías regionales extractoras de recursos los riesgos son mínimos: todos los problemas se resuelven a nivel federal. A las regiones altamente subvencionadas, si las transferencias del presupuesto federal siguen entrando sin interrupción, no les harán falta ni la competitividad ni una mejora de las instituciones. Sólo con una descentralización de las relaciones interpresupuestarias estarían obligadas a ser más activas.

La competitividad por los recursos humanos aumentará con motivo del agravamiento de la despoblación. Competirán, sobre todo, las grandes ciudades, pero la superioridad de la aglomeración de la capital es tan grande que atrae la mayor parte de la emigración laboral. Las ciudades de más de un millón de habitantes próximas a ellas atraen débilmente a la población de otras regiones, por no tener los recursos necesarios para el desarrollo de sus infraestructuras y de su entorno urbano, ni para la creación de puestos de trabajo de calidad.

Para un crecimiento de la competitividad que estimule la modernización de los entornos institucionales de regiones y ciudades es necesaria una descentralización administrativa, una reforma en la cuota de distribución de los ingresos fiscales a favor de las regiones y, dentro de ellas, a favor de los municipios. La competitividad debe completarse con un desarrollo de las relaciones horizontales de regiones y municipios para resolver los problemas comunes de infraestructuras.

3. Un aumento de la movilidad de la población. El problema de la baja movilidad de la población rusa está condicionado por causas no sólo económicas, sino también sociales. La mayoría de los rusos desean la creación de nuevos puestos de trabajo allí donde viven, sin tener en cuenta la competitividad del territorio. Pero, al mismo tiempo, apoya la emigración de sus hijos mayores a la grandes ciudades para estudiar y buscar un empleo mucho mejor pagado. Crecen las emigraciones laborales (pendular [2], trabajo estacional, trabajo a turnos, etc.). Estas formas de emigración no exigen gastos para el trayecto de toda una familia y rebajan la tensión de los mercados laborales de territorios poco desarrollados y deprimidos, y de las ciudades monoindustriales. Las emigraciones por estudios o trabajo reducen la presión en el mercado de trabajo, por lo que requieren de apoyo estatal.

Aún no se han creado las condiciones para un aumento de la emigración doméstica y es poco probable que surjan en los próximos años. Esta evidencia llega con los modestos resultados del programa de emigración elaborado por el Servicio Federal de Trabajo y Empleo en el marco de la política anticrisis en el mercado de trabajo. Hace falta un más elevado nivel de ingresos de la población, la supresión de los órganos de registro, un desarrollo del mercado de la vivienda con bajas barreras de “acceso", un más amplio y flexible sistema en la concesión del crédito y la creación de empleo de calidad en las grandes ciudades. En los próximo años, es preferible apoyar formas más viables de emigración laboral reduciendo, a la vez, las barreras para la emigración doméstica desde los deprimidos territorios de la periferia.

La difusión territorial de los cambios, la competitividad de regiones y ciudades y la movilidad de la población transformarán el territorio sin apoyo estatal, pero de forma lenta. En Rusia hay mucho por hacer para que funcionen a pleno rendimiento. En relación con esto, una de las tareas más importantes es el Índice de Desarrollo Humano.” [3]

[1Temperatura media por hospital: Средняя температура по больнице: Expresión rusa que se utiliza para mostrar lo absurdo que pueden resultar en ciertos casos los datos estadísticos. En castellano/español puede ser comparable la "estadística del pollo": Si entre dos personas, una de ellas se come un pollo entero, para la estadística resultará que como media cada una se comió medio pollo.

[2Emigración pendular: Desplazamiento de una persona entre su lugar de residencia y su lugar de trabajo, con periodicidad generalmente diaria o semanal.