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Extremas derechas mutantes en Europa

En Ucrania, los ultras del nacionalismo

"Las extremas derechas ganan terreno en Europa, aunque muchas de ellas tratan de alardear de nuevos hábitos. A todas luces, tales movimientos juegan un papel en Ucrania. Svoboda o, más radical todavía, Pravy Séktor, esperan aprovecharse de la revuelta popular contra el sistema corrupto del presidente Víctor Yanukóvich." [En Ukraine, les ultras du nationalisme, Le Monde diplomatique, marzo de 2014.]

Tarás Shevchenko (1814-1861)
Tarás Shevchenko (1814-1861). Imagen: ru.wikipedia.org.

Barricadas levantadas en pleno centro de Kiev, vigiladas por pequeños grupos de voluntarios que se calentaban cerca de braseros improvisados. Un decorado mezclando banderas ucranianas y europeas, retratos del poeta Tarás Shevchenko (1814-1861), considerado como uno de los padres espirituales de la identidad ucraniana, o de Stepán Bandera (1909-1959), percibido, según qué punto de vista, como un gran patriota o como un colaborador de los nazis. O los de los cinco ciudadanos convertidos en héroes, muertos como consecuencia de los enfrentamientos en la calle Grushevski.

Era principios de febrero, dos semanas antes de que el Maidán, la plaza de la Independencia, epicentro de la contestación, no ensangrentada, entrara en una espiral de la feroz represión del poder y la respuesta violenta de una parte de los manifestantes. Una plaza tomada por simpatizantes venidos de toda Ucrania: Lvov, Ternópol, Ivano-Frankovsk, plazas fuertes del nacionalismo, pero también Lugansk y Donetsk, grandes ciudades del Este industrial, cuyo corazón siempre ha latido del lado de Rusia. Mujeres de todas las edades llevando bandejas de pan negro y tocino a las personas que montan guardia. Un penetrante olor a té, sopa de col y leña quemada. Durante la semana, algunos miles de militantes; el domingo, varias decenas de miles de personas, que vienen a asistir a los discursos de los dirigentes de la oposición, rezando y cantando el himno nacional.

El movimiento surgió a finales del mes de noviembre, en reacción a la suspensión, por el presidente Víctor Yanukóvich, de las negociaciones sobre el acuerdo de libre cambio con Bruselas [1]. Y el Maidán se metarfoseó. Reuniendo inicialmente a algunos miles de partidarios proeuropeos, la plaza se convirtió, a merced de la represión, en el símbolo de la revuelta de los ucranianos de todas las latitudes contra un sistema político estafador y corrupto. Revuelta contra el sistema de Yanukóvich, en primer lugar, pero, igualmente, rechazo de los partidos de la oposición, desbordados por esta crisis.

La implicación, minoritaria, pero muy visible, de varios grupos nacionalistas, después de la aparición de movimientos ultrarradicales que no apelan a valores democráticos y no profesan simpatías europeas, suscitan reacciones encontradas. Por una parte, su presencia es utilizada profusamente por el Kremlin y, en ciertos aspectos, por el régimen ucraniano, para desacreditar al movimiento. Por otra, suscita inquietudes acerca de una posible recuperación de la extrema derecha —aunque se trata, ante todo, de un movimiento popular, refractario a toda tentativa de categorización política.

Estepán Bandera (1909-1959)
Estepán Bandera (1909-1959). Imagen: ru.wikipedia.org.

La extrema derecha ucraniana extrae una gran parte de sus referencias del movimiento nacionalista, que toma su auge a partir de los años 1920, cuando Polonia y la Rusia soviética se repartieron la mayor parte de las regiones de la Ucrania actual. Allí se encuentra el origen de un entramado de influencias: el fascismo italiano, la colaboración parcial —pragmática según algunos, ideológica según otros— de una parte de sus representantes (como Bandera) con la Alemania nazi, la participación de varios batallones ucranianos en la masacre de civiles judíos y polacos durante la Segunda Guerra Mundial, etc.

Como constata el politólogo Andreas Umland, profesor de la Universidad Kiev-Moguilianskaya academia, "no se ha realizado aquí ningún estudio histórico objetivo sobre Bandera. Descrito como un fascista aliado de los nazis por la historiografía soviética, ensalzado en adelante sin ningún reparo por los historiadores ucranianos. Sus admiradores de Maidán tienen de él un enfoque naïf y parcial, lo que es problemático. A la inversa, calificarlo de fascista, como lo hace Rusia, también es parcial y deshonesto".

Puesto en suspenso durante el periodo soviético, el movimiento nacionalista reaparecía tras la independencia, en 1991, fecha de la creación del Partido Social-Nacional Ucraniano (PSNU). Hasta principios de la década de 2000, el PSNU permanece como una organización marginal, xenófoba y ultranacionalista, cuya escasa influencia queda encerrada en las regiones del Oeste. Su actual dirigente, Oleg Tiagnibok, fue elegido diputado por primera vez en 1998.

En 2004, durante su sexto congreso, el partido se desembarazó de los oropeles fascistas: se rebautizó Svoboda (Libertad) y abandonó su emblema neonazi, la Wolfsangel, eligiendo un símbolo más neutro. Comentando estas evoluciones cosméticas, el investigador Alekséi Leshchenko, del Instituto de análisis Gorshenin, indica que "aspiran, ante todo, a tranquilizar al electorado, pero también están pensadas para dar una mejor imagen de Svoboda fuera de las fronteras".

A la busca de respetabilidad, Svoboda multiplica, entonces, los contactos con otros partidos de extrema derecha europea, como lo testimonia la presencia de Jea-Marie Le Pen, presidente del Frente Nacional francés en el congreso de 2004, del que fue invitado de honor. Por otra parte, el partido modera progresivamente su postura nacionalista y sus referencias a Bandera — lejos de hacer consensos en Ucrania— para adoptar un discurso más general, bastante común en el seno de la extrema derecha europea, centrado en la denuncia radical y vehemente del "sistema".

Una mafia judeo-moscovita

Este remozamiento de fachada no impide a Tiagnibok recordar, con palabras gruesas, la matriz xenófoba y antisemita de la que proviene. En 2004 declaró, así, que "una mafia judeo-moscovita«dirige Kiev, lo que le valió ser excluido del grupo parlamentario Nuestra Ucrania. En 2005 dirigió al presidente una carta abierta en la que le pedía»poner fin a las actividades criminales de los judíos ucranianos".

En las elecciones parlamentarias de 2012, Svoboda dio la sorpresa al conseguir cerca del 10,5% de los sufragios y enviando a 37 diputados a la Rada (el Parlamento). Con más de dos millones de electores, se convirtió entonces en un partido de talla nacional, obteniendo resultados significativos nada más que en las regiones del Oeste, tradicionalmente más receptivas al nacionalismo.

Ucrania, en 22 años de independencia no ha conseguido escribir una historia que integre de forma positiva al conjunto de sus regiones y de sus ciudadanos.

El discurso antisistema de Svoboda ha contribuido especialmente a su éxito electoral. Como lo señala Iván Stoiko, diputado y miembro del partido de oposición Batkivshchina (centro derecha) y comandante de la Casa de Ucrania, uno de los edificios ocupados del Maidán, "el electorado, decepcionado por la clase política tradicional y a la espera de cambios radicales, ha sido seducido por la retórica de Svoboda, por su proximidad con el pueblo y por sus numerosas acciones sobre el terreno". Por su parte, Yuri Yakimenko, director adjunto del think thank Razumkov Centre, considera que, del 10% de los votos obtenidos por Svoboda, "un 5% representan el núcleo duro. Los 5% restantes han votado, ante todo, para marcar su oposición a las otras fuerzas políticas".

Svoboda, "probablemente por los consejos del Frente Nacional", según Umland, por otra parte, ha desarrollado un programa económico dotado de una dimensión social. Éste prevé, de forma particular, la renacionalización de algunas empresas, la introducción de un impuesto progresivo sobre los beneficios o, aún más, la lucha contra la influencia de los oligarcas en el sistema político y económico. Estas medidas, asociadas a la promesa de una vigorosa lucha contra la corrupción han seducido vivamente a ciertas categorías de electores, pequeños patronos y miembros de clases medias, especialmente afectados por la crisis así como por el nepotismo que se acentuó después de la elección de Yanukóvich.

Svoboda también ha cosechado los frutos de su postura nacionalista que, aunque dulcificada, sigue siendo el centro en la identidad del partido. Igualmente, logró captar a una parte del electorado que anteriormente había votado a Víktor Yúshchenko, presidente de 2005 a 2010. "El periodo de Yúshchenko fue el más fértil en el terreno de la eclosión del nacionalismo«, observa Sophie Lambroschini, investigadora francesa afincada en Kiev.»Liberó la palabra en el espacio público y político. Pero, en el futuro, será Svoboda quien obtenga los dividendos de ello, el electorado nacionalista especialmente decepcionado por Yúshchenko.«Por otra parte, varias acciones de Yanukóvich contribuyeron a crispar a una parte del electorado, encariñado con la defensa de la lengua y de la identidad ucranianas: en 2012 la Ley sobre las lenguas regionales, pretendiendo, especialmente, hacer del ruso la segunda lengua oficial en las regiones que lo desearan; la reducción de la cuota del ucraniano en la enseñanza, siendo su difusión»inútil", según el Ministro de Educación Nacional, Dmitri Tabachnik.

A pesar de su desplazamiento al centro, Svoboda permanece anclado en la extrema derecha. Su punta de lanza sigue siendo la lucha por el desarrollo de la identidad nacional, con el corolario del fin de la influencia rusa en el país. En términos de política internacional, este combate se traduce, ante todo, por la voluntad de una integración de Kiev en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de un rearme nuclear o, a más, de una salida de todas las estructuras de cooperación postsoviéticas.

En el interior, Svoboda anuncia, entre sus prioridades, la desovietización del país: depuración o aislamiento de los antiguos cuadros del Partido Comunista y de los agentes del KGB, cambio de nombre de las calles, retirada de las estatuas de los héroes soviéticos. Propone, igualmente, la abolición del estatus de República Autónoma para Crimea y, sobre todo, la promoción de una identidad ucrania, a través de una serie de medidas tendentes a la glorificación sistemática del movimiento nacionalista con la reintroducción de la mención de la pertenencia étnica o religiosa de los ciudadanos en sus documentos de identidad.

Partidario de una Europa de naciones, Svoboda se mostrará en adelante a favor de una integración en la Unión Europea. Este cambio de opinión pragmático procede más de un proceso puntual de unión sagrada con las otras fuerzas de la oposición, y con visos electoralistas, que una adhesión sincera, aunque la Unión sea vista como un medio de distanciarse de Rusia.

Aunque hoy la inmigración sea secundaria, Svoboda es el único partido en denunciarla y en proponer su limitación: restricción del acceso al sistema universitario para los estudiantes extranjeros, concesión de la nacionalidad sólo a las personas nacidas en Ucrania o "étnicamente ucranianas«, etc. Niega ser xenófobo, pero rechaza toda idea de mestizaje.»Defendemos los valores de la familia, la Europa de naciones, contra el multiculturalismo, que considero como una política que pretende mezclar entre ellas diferentes culturas, lo que no es posible", nos dice Yuri Levtshchenko, cuadro dirigente de Svoboda. "No es lógico hacer cohabitar en una misma ciudad culturas diferentes. Eso no puede funcionar."

Svoboda decepcionó apelando a la calma

Por otra parte, el partido ha buscado librarse de sus residuos antisemitas, a tal punto que Joseph Zísels, presidente de la Asociación de las Comunidades Judías de Ucrania, asegura con firmeza que "no hay ninguna amenaza contra los judíos proveniente de Svoboda. Sus verdaderos enemigos son los rusos. Si es cierto que Svoboda es el único gran partido en hacer referencia a Bandera y a Shujévich [2] lo que, lo admito, es molesto, no por eso este partido es antisemita." Lo que no impide ciertos patinazos: en noviembre de 2012, el diputado Ígor Miroshnichenko refutaba los orígenes ucranianos de la actriz americana Mila Kunis, declarando que era, de hecho, una jidovka, término peyorativo de argot que designa a una mujer de confesión o de ascendencia judía.

Román Shuxévich (1907-1950)
Román Shujévich (1907-1950). Imagen: ru.wikipedia.org.

Si Svoboda ha brillado por su presencia en el Maidán —que controlaba el imponente ayuntamiento de Kiev hasta el 16 de febrero—, ha tenido poco a lo que agarrarse sobre el terreno, como en otras partes lo han hecho otros partidos de la oposición. Este vacío político, aparejado a la violencia desplegada por el poder en las últimas semanas, constituyó un abono favorable a la emergencia de nuevas estructuras, cuyo estilo y orientación ideológica suscitaron numerosos interrogantes.

Nacido en las llamas de la calle Grusheski, el más importante de entre ellos, Pravy Séktor (Sector de derecha), reagrupa a algunos miles de personas repartidas por todo el país y se beneficia, al menos de momento, de un simpatía real en el seno de la población. Decepcionados de Svoboda, miembros de formaciones ultranacionalistas, hooligans, marginados, se encuentran en sus filas. Pravy Séktor atrae un abanico bastante amplio de individuos, cuyo denominador común es, primeramente, la afición por la acción radical, además de las inclinaciones por una ideología que Andrei Tarasenko, figura dirigente del movimiento, nos revela desde lo alto de su cuartel general superprotegido en la Casa de los sindicatos [3].

"Ni xenófobo ni antisemita, como lo pretende la propaganda del Kremlin", Pravy Séktor se define ante todo como "nacionalista, defensor de los valores de la Europa blanca y cristiana contra la pérdida de la nación y la ’desreligionización’«. Rechazando también el multiculturalismo,»responsable de la desaparición de los crucifijos y de la llegada de las hijas del burka en vuestras escuelas", Pravy Séktor no preconiza una integración en la Unión Europea, "ese totalitarismo liberal en el que Dios ha desaparecido y los valores se han invertido".

Sin apoyar a ninguno de los partidos de la oposición, y sobre todo a Svoboda, que ha decepcionado, "por sus llamadas a la calma y por sus negociaciones con el poder", Pravy Séktor podría considerar transformarse en partido. Esta perspectiva se presentaría molesta para Tiagnibok. Además de que su imagen de tribunal antisistema fue seriamente emborronada por sus llamadas a la moderación en los enfrentamientos, en adelante podría tener que arreglárselas con un partido que se situara a su derecha, cuyas proezas y determinación son probados.

El éxito obtenido por Svoboda estos últimos años y el lugar ocupado en Maidán por grupos neofascistas como Pravy Séktor testimonian la profunda enfermedad de la sociedad. Enfermedad indentitaria, en primer lugar, en un país que, en 22 años de independencia no ha conseguido escribir una historia no partidista, que integre de forma positiva al conjunto de sus regiones y de sus ciudadanos: todavía hoy, los ucranianos, percibidos como libertadores de Galitsia, son vistos como fascistas en Donbás, y viceversa. A continuación, enfermedad política. Los ucranianos, decepcionados por la revolución naranja  [4], exasperados, en parte se han inclinado hacia un voto extremista, más por despecho que por adhesión ideológica. Si Maidán quedará, probablemente, en la historia como un formidable movimiento de acción colectiva y ciudadana, apenas ofrece, de momento, perspectiva política constructiva. [5]

Emmanuel Dreyfus, consultor en relaciones internacionales, especialista del espacio postsoviético.

[1Leer Sébastien Gobert, « L’Ukraine se dérobe à l’orbite européenne » (Ucrania se desembaraza de la órbita europea), Le Monde diplomatique, diciembre de 2013.

[2Román Shujévich (1907-1950), otra figura del nacionalismo ucranio, jefe de un batallón ucranio de la Wehrmacht denominado Nachtigall.

[3El principal edificio de Maidán evacuado tras un incendio.

[4Leer Vicken Cheterian, « Révolutions en trompe-l’œil à l’Est », (Revoluciones engañosas en el Este) Le Monde diplomatique, octubre 2005.

[5Material original: Le Monde diplomatique, marzo 2014, versión impresa en francés, páginas, 18 y 19. Traducción del francés: Ventana a Rusia.