Ventana a Rusia

Al principios de año, la Kaliningradskaia oblast de Rusia asustó de veras al Kremlin. Miles de personas de la región más occidental de país, acudieron a un mitin con consignas antigubernamentales. Las protestas trajeron consigo inesperados cambios, de lo que no hay nada parecido en el resto de regiones de Rusia.

Avanzada la tarde del sábado [15 de mayo de 2010], en un cruce de calles de Kaliningrado, un coche BMW X5 de uno de los empresarios locales, atropelló a toda velocidad a un joven que iba por un paso de peatones. Inopinadamente, el cortejo del dirigente de la región, Gueorgui Boos se encontraba cerca.

Para asombro de los testigos, la puerta del coche del representante se abrió, saliendo de él el mismo gobernador, quien se dispuso a llamar al servicio de ambulancia. Pero como le sucede a miles de ciudadanos rusos, le pasaron de operadora en operadora y le pidieron esperar.

El gobernador llamó por teléfono a su ministro de sanidad, Elena Kliuikovaia, pero no le cogía el teléfono. Al final, llamaron a una ambulancia y hubo que esperarla bajo la helada, hasta que apareció al cabo de media hora. Durante todo este tiempo, la víctima estaba perdiendo sangre. Al poco tiempo de este incidente, fue cesada la ministra de sanidad de la región.

“No hubiera sido posible imaginar algo parecido hace un par de meses, - dice Andrei, habitante de Kaliningrado. - las autoridades han cambiado su conducta después de los mítines de protesta". La oposición enseguida acusó al gobernador de autopromoción, pues su aparición en el lugar del accidente fue una casualidad. Porque, habitualmente, los cortejos de funcionarios no se detienen sin una especial necesidad, ya que tienen prisa por asuntos más importantes.

Cuando cuatro años y medio atrás, el Kremlin envió para dirigir la región a un joven y ambicioso hombre de negocios, del círculo del alcalde de Moscú, Iuri Luzhkov, Kaliningradskaia oblast se convirtió en una región tan sorprendida como abandonada. A la región denominada avanzadilla occidental de Rusia le superan los escándalos, los relacionados con la corrupción y con los problemas por la implantación del régimen de visado de Schengen en los países limítrofes de la Unión Europea. “Hasta 2004, íbamos con facilidad a Polonia y a los países bálticos y recibir el visado no suponía problemas; después, todo se paró", - recuerda Vladímir, empleado del gobierno regional.

El Kremlin envió para dirigir la región a un joven y ambicioso hombre de negocios, del círculo del alcalde de Moscú, Iuri Luzhkov.

De haberse negado, el territorio se arriesgaba a su separación de Rusia de forma terminante. A pesar de sus numerosos privilegios y de su estatus de zona económica especial, no ha tenido un crecimiento económico ostensible.

Todo se superpuso como un especial trauma tribal para los habitantes de la región. En otros tiempos, hasta la Segunda Guerra Mundial, la región perteneció a Alemania. Se llamaba Prusia Oriental y Kaliningrado, que quedó como capital de este territorio, la llamaban Königsberg. En 1945, Königsberg cayó tras los ataques del ejército soviético. De Alemania quedó una diversificada red de carreteras, numerosos monumentos arquitectónicos y construcciones típicamente alemanas. Los primeros años tras la Victoria, fue la única región de la que no se ocuparon las autoridades soviéticas. Aquí se pensó seriamente que habría que devolver la región a sus antiguos dueños.

En 1990 recogieron importantes propuestas en la región para devolverla a la estructura de Alemania y volver a cambiar el nombre de Kaliningrado por el de Königsberg. Aunque no resuenan ideas separatistas a un nivel serio, los sueños de la próspera y tan cercana Europa de vez en cuando surgen en las conversaciones entre los habitantes de la región.

Como respuesta a esto, el gobernador Boos inició sus actividades con la construcción de una autovía en toda regla.

Cuando te vas acercando a Kaliningradskaia oblast lo que primeramente ves es una autovía de cuatro carriles, completamente gratuita, perfectamente lisa y, lo que en Rusia se encuentra muy raramente, iluminada y por la que del aeropuerto al centro llegas en veinte minutos.

Este es el terreno del futuro anillo Marítimo, que unirá Kaliningrado con los balnearios costeros de occidente y del norte de la región y el coste del proyecto es de casi 300 millones de dólares. Ahora la autovía la terminaron de construir hasta casi Zelenogradkaia (la anterior Krants alemana). Puede que sea la mejor carretera del país

En la ciudad se discute el trazado «Los habitantes de Kaliningrado decimos que no nos importa el tiempo que se tarde en llegar al mar, veinte o cuarenta minutos. Para nosotros hubiera sido mejor que se hubiera descongestionado el tráfico de la ciudad, donde no cesan los atascos», explica Solomón Guinzburg, diputado de la oposición en la duma de la región. «¿Qué, la gente no va al aeropuerto? ¿Es que la ciudad no lo necesita?» - replica Vitautas Lópata, otro diputado de la oposición en la duma de la región.

El anillo Marítimo es por ahora el éxito más notorio del gobernador. Ambiciosos planes como la construcción de un lujoso complejo marino a orillas del mar Báltico o la construcción de un circuito de Fórmula 1, quedaron como simples declaraciones y la crisis desbarató otras iniciativas. Precisamente los efectos de la crisis y, las llamadas por ellos, decisiones de las autoridades, hicieron salir, en enero de este año, a miles de personas a las calles de Kaliningrado, pidiendo el cese del gobernador Boos y del primer ministro Vladimir Putin. Y para que la gente saliera a la calle resultó determinante el aumento de las tarifas de la administración de los servicios comunales y la subida de los impuestos del transporte.

Miles de personas salieron a las calles de Kaliningrado, pidiendo el cese del gobernador Boos y del primer ministro Vladimir Putin.

En cierta ocasión, confesó uno de los promotores del mitin, líder del movimiento Justicia, Konstantín Doroshok, la política no le interesa. A mediados de los 90, Doroshok, como miles de kaliningradenses, se dedicaba al traslado de viejos coches desde Europa.

La primera llamada sonó cuatro años atrás, cuando a Doroshok y a otros como él, pequeños empresarios, les presentaron reclamaciones fiscales. Sólo Doroshok ganó 30 millones de rublos (un millón de dólares).

El negocio se acabó definitivamente con las barreras arancelarias que soportaban los automóviles que, en el momento de la crisis económica, el gobierno federal introdujo, principalmente, para ayudar al arruinado dinosaurio de la industria soviética del automóvil, AvtoVAZ. Después de esto, no hubo ninguna otra salida más que la actividad pública, que Doroshok no contempló.

Que los aranceles mataron las destilerías en Kaliningrado, se puede ver en Mamónov, una ciudad no muy grande, en la frontera ruso-polaca. Antes, aquí había un mercado de piezas de repuesto para automóviles y gigantescas colas en la parte de Rusia. Ahora, no hay coches, el mercado está cerrado, vacío y abandonado. El alcalde de Mamónov, Oleg Shlyk, sentado en un enorme despacho, de medidas de despacho de gobernador, se queda de una pieza. «Ni los conductores ocasionales, ni los vendedores ambulantes nos trajeron ningún beneficio: no pagaban impuestos. Pusimos tasas para el desarrollo de las industrias». En Mamónov se inició la fabricación de material plástico y se revitalizó la fábrica de conservas de pescado. Shlyt cuenta con organizar un vado marítimo a Polonia y construir otras obras con dinero de la Unión Europea.

Acusar de impago de impuestos a otro opositor kaliningradiense, Vitautas Lópata, es complicado, ya que toda la ciudad puede salir en su defensa, por ser el único que paga al Estado todo lo que se corresponde. Estamos sentados en un café no muy grande, el Solianka.

"Yo y algún que otro de la oposición no tuvimos una vida gratificante. Nos martirizaron con inspecciones, construir un nuevo café con el anterior alcalde Savenko no era productivo«, - se lamenta Lópata.»Por eso decidí entrar en la política, para defender los derechos de gente como yo, los empresarios", explica el diputado.

A la pregunta de cómo ha conseguido pagar los impuestos y no acabar con el negocio, afirma que el negocio no se amplia, que casi no va a descansar ni puede comprarse un coche nuevo.

Lópata y otros de la oposición reconocen que después del mitin, el gobernador ha cambiado. "Si antes el gobernador pensaba sólo en megaproyectos y no escuchaba las críticas, ahora se reúne regularmente con la oposición, se interesa por problemas normales y reacciona ante nuestras ideas” – afirma su colega en la duma Guinsburg. Por ejemplo, a propuesta de Lópata introdujo el puesto de vice-gobernador para obras de infraestructura.

En todo este tiempo, Boos ha adelgazado considerablemente y continuamente se pierde en reuniones. Todo lo que exigía la oposición se realizó: se redujeron las prometidas subidas de los impuestos del transporte y de los servicios comunales.

Verdad es que queda el problema de llevar la región hacia el desarrollo. El turismo puede ser una de esas líneas. Una de las más conocidas regiones soviéticas de balnearios fue Svetlogorsk. Un chirriante y antiguo ascensor te llevaba desde la arenosa playa de la ciudad a la elevada orilla del mar Báltico por 20 rublos. En lo alto, a personas parecidas de avanzada edad, como la misma construcción, el ascensorista invitaba a comprarle extinguidas postales soviéticas con las vistas del Báltico. Del mismo modo que este luminoso ascensor de montaña, el turismo del enclave necesita una audaz restauración.

A cuarenta kilómetros hacia el norte, incluida en la lista de la UNESCO, hay un parque natural, la lengua de tierra de Kurshskaia, con verdaderas dunas, como en el desierto (lo que no es posible en estas latitudes) y árboles con extravagantes curvas, que recuerdan enseguida las contemporáneas obras de arte conocidas como el bosque danzante. En los 90, la lengua de tierra se urbanizó bastante caóticamente y ahora sufre de carencias así de los servicios necesarios para el turista. De todos los cafés del camino, en abril sólo funciona una pequeña tienda de campaña, en la que el uzbeco Edil vende patatas fritas caducadas y un sospechoso shashlik. [1].

«Aquí hay un inmenso espacio para el desarrollo del turismo», asegura Aleksandr Blinov, alcalde de la pequeña ciudad de Iantarnoe. Su proyecto turístico lo inició desde cero. Aun cinco años atrás, Iantarnoe era conocida principalmente por las canteras de Iantarnoe, en las que se apostaban los saqueadores y tenían lugar peleas entre los habitantes del lugar.

Ahora, hay aquí y por todas partes anuncios sobre las peculiaridades de la zona y se están rehabilitando las casas alemanas para los visitantes. El alcalde encontró en Alemania a su hijo, antiguo habitante de la ciudad, que se hizo famoso y que aquí está construyendo un hotel. «Pusimos unas tasas al turismo de espectáculos, realizamos todo tipo de festivales y competiciones deportivas, lo que da un flujo constante de turistas. A los inversores, les damos las condiciones de más favorables», - cuenta su ingenua fórmula Blinov. Claro que aquí queda aún mucho trabajo. El camino a la playa trascurre, como de costumbre, a través de garajes, y el edificio del club con piscina Poseidón tiene tal aspecto que quisiera hundirse. Pero las obras del verdadero balneario no se interrumpen ni en la estación muerta. [2] [3]