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Ruinoso statu quo entre Armenia y Azerbaiyán

Estado de guerra permanente en Nagorno Karabaj

"Veinte años después de la toma de Shushi por las tropas armenias, el 9 de mayo de 1992, el alto el fuego es más precario que nunca en las montañas de Nagorno Karabaj. El rápido rearme de Azerbaiyán desde 2010 hace temer un aumento de los combates de incalculables consecuencias para el conjunto del Cáucaso. Los dos pueblos pagan un alto precio por el impasse político y diplomatico." (Le Monde diplomatique, diciembre 2012).

Dos siglos de sucesivas dominaciones

1805. El kanato de Karabaj se integra en el Imperio ruso.

1828. Yereván y Najicheván pasan bajo dominación rusa.

1905, febrero-agosto: Combates en varias ciudades entre armenios y azeríes, como Bakú y Shushi (o Shusha). Varios miles de muertos.

1915, abril: Genocidio en Armenia occidental.

1918, 24 de febrero: Proclamación de la República Democrática Federal de Transcaucasia. 26-28 de mayo: Azerbaiyán y Armenia proclaman su independencia; combates en Karabaj.

1920, abril-noviembre: Sovietización de Azerbaiyán, Karabaj y de Armenia.

1921, 5 de julio: El buró caucásico del partido bolchevique decide la integración de Karabaj en Azerbaiyán.

1923, 7 de julio: Creación de la región autónoma da Nagorno Karabaj, cuya cabeza de distrito es trasladada de Shushi a Jankendi, rebautizada Stepanakert.

1988, 20 de febrero: El sóviet de Nagorno Karabaj vota contra la anexión a Armenia. Choques en Askerán, seguidos de un progromo antiarmenio en Sumgait y de masivas manifestaciones en Yereván.

1991, agosto-septiembre: Tras el fracaso del golpe de Estado en Moscú, independencias de Azerbaiyán y Armenia. 10 de diciembre: El 82% de los inscritos votan por la independencia de Nagorno Karabaj; generalización de los combates.

1993, 30 de abril: El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) pide la retirada del ejército armenio de los territorios azerbaiyanos ocupados.

1994, 16 de mayo: Firma del alto el fuego en Moscú.

"No mire más de 15 segundos. Después, hay que esconder la cabeza.«Una tronera de hormigón permite escudriñar furtivamente una hilera de alambrada de espino y, a menos de doscientos metros, la primera línea de soldados azeríes. En el fondo de esta trinchera del sector de Askerán, del lado armenio, todo evoca una escena de la primera guerra mundial: modestas casamatas, sacos de tierra, una pequeña estufa de madera para el invierno y algunos irrisorios botes de conserva oxidados destinados a señalar una intrusión nocturna. Los tres soldados de este puesto tienen 20 años. Vienen de Ereván. Su oficial encuentra el frente relativamente calmado hoy…»Ayer, el enemigo violó 18 veces el alto el fuego y nosotros una«, asegura el teniente-general Movsés Jakovián, ministro de Defensa de Nagorno Karabaj.»En los trescientos kilómetros de la línea del frente, tan pronto como asoma una cabeza, disparan. Todos los días, estamos en guerra." Desde comienzos de junio, los intercambios de disparos han causado ocho muertos en dos días. Después del último alto el fuego, firmado en Moscú el 16 de mayo de 1994 las líneas no se han vuelto a mover; las tropas se han enterrado. Entonces, las autoridades de Bakú aceptaron la paralización de los combates para evitar una derrota. Los armenios venían de arrancar el control de la antigua región autónoma de Nagorno Karabaj y de amplios territorios adyacentes, es decir, entorno al 13% del territorio de la antigua república soviética de Azerbaiyán. Desde entonces, los soldados y tiradores de élite se espían día y noche, a veces a menos de 100 metros los unos de los otros.

Una república que ningún país reconoce

Las escaramuzas dan la cadencia a los encuentros internacionales. Se multiplicaron estos últimos meses, mientras Rusia organizó varias cumbres entre los presidentes armenio y azerbaiyano. La alianza entre Armenia y Rusia por un lado y los estrechos lazos entre el Azerbaiyán turcófono y Turquía por otro, hacen de este conflicto un importante foco de tensión internacional.

En 1905, 1918, después, de 1991 a 1994, tres guerras han enfrentado a montañeses armenios con los tártaros de los valles, llamados en adelante azeríes. En 1921, protestando contra su vinculación a Bakú por una decisión del partido bolchevique, los armenios de Nagorno Karabaj fueron los primeros en levantar la tapa de la URSS desde 1988. Siguió la ola nacionalista de los países bálticos, hasta el derrumbamiento de la Unión Soviética. En un territorio apenas más grande que Luxemburgo, este polvorín inquieta tanto a Washington como a Moscú. Durante el G20 en Méjico el junio pasado, Barack Obama, Vladímir Putin y François Hollande confesaron su impotencia recordando que "los dos países no deben retrasar la toma de decisiones importantes, necesarias para alcanzar un acuerdo durable y pacífico". Estados Unidos, Rusia y Francia copresiden el grupo de Minsk, encargado, desde 1992, de encontrar una salida a este conflicto.

Esperando ser invitados un día a la mesa de negociaciones, los militares de Karabaj se dan importancia. El 9 de mayo pasado, la capital Stepanakert (Jankendi para los azeríes) acogía una impresionante desfile militar para festejar la toma de Chuchi (o Chucha), antigua plaza fuerte de la artillería azerbaiyana. En mayo de 1992, esta batalla permitió a los rebeldes tomar el control del corredor de Lachin (Berdzor para los armenios) y anexionar Karabaj a Armenia. En el imaginario de numerosos armenios del mundo entero, esta victoria contra los azeríes, asimilados a los turcos, resonó también como una revancha en la historia.

Después de haber reclamado, en un primer momento, su anexión a la Armenia soviética, los armenios de Karabaj optaron en 1991 por la independencia. Esto permitía presentar el conflicto como una lucha de liberación nacional y no como un enfrentamiento entre dos países por un territorio. Esta pequeña república de 140.000 habitantes tiene su propia Constitución, su Parlamento, su bandera, su ejército, sus instituciones y su gobierno. Pero en realidad, está estrechamente ligada a su gran hermano. Todo se decide en Yereván.

Aplaudiendo el desfile de carros, aviones sin piloto y de misiles de última generación, el presidente de Armenia, Serzh Sargsián, se encontraba en la tribuna oficial entre dos dignatarios de la iglesia armenia y al lado de Bako Saakián, presidente de la República de Nagorno Karabaj, que ningún país reconoce. La demostración pretendía hacer comprender que el pueblo de las montañas no renunciaría nunca a su derecho a la autodeterminación. "Podemos decir que desde hace 20 años el Alto Karabaj ha obtenido muchos éxitos en la implantación de instituciones democráticas según criterios internacionales«, afirma Saakián, reelegido el julio pasado.»Tarde o temprano, la comunidad internacional reconocerá nuestra independencia. No queremos revivir la época tan amarga de la guerra. Pero nuestra prioridad sigue siendo la seguridad del país. Estamos listos para defendernos, lo que comprende llevar a cabo acciones preventivas."

Tras el fin de los combates, Stepanakert/Jankendi ha cambiado mucho. El escaparate de la causa armenia exhibe su renovación. Los edificios públicos y los inmuebles modernos hacen de ella una pequeña villa provincial (50.000 habitantes) mucho más atractiva que las ciudades industriales de la Armenia postsoviética. Las jóvenes, con vestidos de colores, bajan por la avenida principal para ir de tiendas con total indolencia, ¡a 25 kilómetros del frente! La renta anual por habitante (2.200 euros) supera a la de la mayor parte de las regiones de Armenia. Stepanakert mantiene un ejército de 15.000 hombres, paga las pensiones, construye carreteras y puentes, asume los gastos de salud y de escolaridad, controla un gran número de empresas. Y Yereván paga… Las dos terceras partes del presupuesto están cubiertas por Armenia.

Terapia de choque más que choque de civilizaciones

"Azerbaiyán tiene el petróleo, los armenios, la diáspora«, le gustaba decir al antiguo presidente de Karabaj, Arkadi Gukasián. Una parte importante de la ayuda enviada por las comunidades armenias del mundo entero llega aquí. Es la mitad de los fondos gestionados por el Fondo Armenio de Francia, indica Michel Tancrez, su representante en Stepanakert.»En 2000, en nuestra primera campaña, en torno al 15% de las familias francesas de ascendecnia armenia conocía Karabaj. Hoy, todo el mundo está sensibilizado y cerca de una cuarta parte de la gente hace donativos." Como el maná petrolífero, esta prodigalidad no deja de tener sus efectos perversos. La periodista Ara K. Manoogián denuncia regularmente derroches y desvíos [1]. Michel Tancrez prefiere un eufemismo: "Los más dinámicos en el plano político son también los más dinámicos en el plano económico."

Cambio de ambiente en Shushi, la antigua capital histórica. La restaurada capital testimonia un aparente esplendor recobrado. Pero la mayor parte de los habitantes viven en deteriorados inmuebles de estilo brezhnevianos. A 1.300 metros de altitud, la calefacción central, a falta de mantenimiento, no funciona nunca. Cada uno se las arregla con un estufa de gas o de leña, cuyo tubo pasa por la ventana… Numerosos edificios muestran todavía el rigor de los combates de 1992. Las casas azeríes han sido destruidas. Las dos grandes mezquitas y el antiguo mercado se han abandonado. Mezclada antes de la Primera Guerra Mundial, la población, de alrededor de 2.000 habitantes, era mayoritariamente azerí bajo el régimen soviético. La ciudad alberga ahora cerca de 3.000 armenios, muchos huidos de Sumgait, barrio de Bakú, tras el progromo de 1988.

Relatos irreconciliables

Geopolítica del Cáucaso: irredentismo, inestabilidad y corredores

Para reivindicar una tutela sobre Nagorno Karabaj, cada campo interpreta a su manera una antigua historia común. Bajo la dominación de los imperios otomano, persa y después ruso, los pueblos del Transcáucaso fueron estrechamente mezclados hasta finales del siglo XIX. A tal punto que, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, los georgianos eran minoritarios en su futura capital, Tbilisi, así como los azeríes en Bakú.

Por la parte armenia, alegan el vínculo religioso y cultural. Se insiste en que las franjas orientales del Pequeño Cáucaso, entre los ríos Araxa y Kura, pertenecían a la Armenia histórica desde la antigüedad. La parte montañosa de esta región, llamada más genéricamente Artsaj, simboliza la resistencia armenia a la imposición cultural. Convertida al cristianismo desde el siglo VI, hizo frente a las sucesivas dominaciones, manteniendo una relativa autonomía. La proporción de armenios en la región autónoma de Nagorno Karabaj (Alto Karabaj) no habría retrocedido más que bajo la presión contemporánea de la administración soviética de Azerbaiyán, pasando de 94% al 76% entre los censos de población de 1923 y 1989 [2].

Desde el punto de vista azerí, se juzga artificial la distinción entre Nagorno Karabaj y el resto de Karabaj. Se alega el hecho de que esta región, dominada principalmente por Persia, la mayoría de las veces tuvo un estatus distinto de la región de Yereván. Sin cuestionar la fidelidad cristiana de la población de las montañas, los azeríes consideran que tendrían una raíz de albaneses armenizados, provenientes del antiguo reino de Ajbania, o Albania del Cáucaso, cuna igualmente de Azerbaiyán. El catholicos de Ajbania tuvo su sede durante muchos siglos en el monasterio de Gandzasar, lugar elevado de Karabaj, antes de su disolución por los rusos en 1815. Los nuevos maestros eslavos habrían favorecido la unificación de la Iglesias y la inmigración de los armenios llegados de Irán y Turquía para reforzar la población cristiana en los mercados meridionales de su imperio.

El arbitraje de estos puntos de vista fue un quebradero de cabeza para todos los que tuvieron que delimitar los contornos nacionales. Cuando los turcos tuvieron que evacuar Bakú y Azerbaiyán, en octubre de 1918, el general mayor británico, William M. Thomson, otorgó Zanguezur y Nagorno Karabaj a los azeríes. Tras la conferencia de paz de París, la Sociedad de Naciones (SDN), planteó el tema en el orden del día, pero el ejército rojo se adelantó a los diplomáticos. Cuidando a la Turquia kemalista y a los azeríes, especialmente para asegurarse el control del petróleo de Bakú, los bolcheviques integraron Najicheván en Azerbaiyán. Pero concedieron Zanguezur a Armenia.

El 4 de julio de 1921, el comisario de las nacionalidades, Josep Stalin, participó en el buró caucasiano del partido bolchevique que, de forma tímida, se inclinó por la incorporación de Nagorno Karabaj a Yereván. El buró cambió de opinión al día siguiente y concedió la región a Bakú, previendo una autonomía y un contorno nacional que no tomaron cuerpo más que 1923. Desde 1921 los armenios cuestionan esta decisión.

Los parados son numerosos, se lamenta Laurent Gumanián, varias veces herido y condecorado: "A los 20 años, participé de forma activa en todos los combates, explica. Hoy, tengo 40 años y no tengo trabajo. Este sentimiento de inutilidad es duro de vivir por mis hijos." El repliegue sobre sí mismo se nutre de la aplicación de terapias de choque, fuente de desesperación en los países de la exURSS, mucho más que un pretendido choque de civilizaciones. "Bajo el nacionalismo subyace la cara oculta del iceberg social", considera el abogado Sévag Torisián. [3]

Las relaciones de vecindad contradicen los esquemas simplistas. La Armenia cristiana está aliada militarmente a la Rusia ortodoxa y a los países musulmanes del Asia central en el seno de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Mantiene relaciones cordiales con el Irán chiita, muy desconfiado éste con respecto al Azerbaiyán chiita, que se siente muy cercano de la Turquía sunita y de la Georgia ortodoxa, ésta en abierto conflicto con los rusos…

Irán permitió a Armenia romper el bloqueo turco-azerí para, especialmente, importar gas y petróleo. Teherán se inquieta por el discurso identitario de Bakú, cuando una importante comunidad azerí de 15 millones de personas reside en el noroeste de Irán. Armenios e iraníes temen, sobre todo, los cada vez más estrechos vínculos entre Israel y Azerbaiyán, refrendados el pasado febrero por un acuerdo de venta de armas por 1.200 millones de euros [4]. Bakú obtuvo material sofisticado, especialmente drones, a cambio de su petróleo y de algún que otro beneficio: responsables americanos sospechan que los israelíes han «comprado un aeródromo» al sur de la capital azerbaiyana para su proyecto de bombardeo de las instalaciones nucleares de Irán [5]. Los armenios temen que tal ataque marque la señal para una ofensiva en Karabaj.

Bajando hacia el oeste, dos infraestructuras dan testimonio de la particular situación de este territorio, separado de Armenia por un relieve que obliga a franquear puertos de montaña de más de 2.300 metros de altitud. Una línea de tren de antes de la guerra unía Stepanakert y su salida natural hacia la llanura de la Kurá y, más lejos, Bakú. De esta línea no se mantiene más que el movimiento de tierras; el resto ha sido desmantelado. No lejos de la antigua estación, el aeropuerto de Stepanakert fue inaugurado hace más de un año, pero siempre espera los primeros aparatos prodecentes de Yereván. Las fuerzas azerbaiyanas prometieron abatir todo avión que surgiera. Quieren llamar la atención sobre el hecho de que, cerca, en el pueblo de Zhodjali, numerosos civiles azeríes fueron muertos en la primera ofensiva armenia de amplio alcance, el 26 de febrero de 1992.

El balance de la guerra es muy costoso. A los 20.000 muertos, hay que añadir los heridos, los inválidos y un gran número de refugiados. Según el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (HCR), 570.000 personas se desplazaron al interior de Azerbaiyán que, además, debió acoger a otros 225.000 refugiados que venían de Armenia [6]. "He visitado los campos de refugiados. Por haber conocido los de Palestina, puedo decir que ¡los de Azerbaiyán no tienen nada que enviarlos!", afirma la senadora francesa Nathalie Goulet [7]. Armenia, por su parte, acogió a 300.000 armenios que vivían en Azerbaiyán.

El gran éxodo económico de los armenios

Llegando a los altos de Agdam se entra en los territorios que no pertenecían a la antigua región autónoma: un sector ocupado, según el vocabulario de la comunidad internacional. Desde 1993, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) exigió "que las fuerzas de ocupación en liza, se retiren inmediata, completa e incondicionalmente del distrito de Agdam y del resto de zonas recientemente ocupadas" [8]. Esta zona militar, abandonada a la desolación, comprende decenas de pueblos y ciudades fantasmas como Fizuli, Djebrai o Agdam, antiguo centro comercial neurálgico de la región. Sólo algunas tierras limpias de minas han sido recuperadas por agricultores y, sobre todo, por ganaderos armenios. Decenas de miles de casas y centenas de inmuebles si no fueron destruidos durante los enfrentamientos fueron luego sistemáticamente saqueados. Mobiliarios, esqueletos de edificios, tejados, canalizaciones, cables eléctricos, todo lo que podía ser reutilizado voló; lo que podía quemarse, se volatilizó como humo. No quedan más que restos de muros.

Los armenios que desean ocupar las tierras desalojadas de sus habitantes buscan argumentos legítimos para poderlo hacer: invocan la historia… antigua. A siete kilómetros al norte de Agdam, encontraron un muy importante lugar, de la época de los helenos, enseguida rebautizado como Tigranakert. "Un zorro había cavado una madriguera, relata el guarda del sitio rememorando su descubrimiento, en 2005. Por ese hueco, se distinguía un muro. Se lo mostré a Hamlet Petrossián, el director del Instituto de Arqueología. Cavaron y encontraron vestigios de una basílica armenia del siglo VI". Igualmente salió a la luz una gran muralla del siglo I antes de nuestra era. Sería la prueba de que se trata de una ciudad fundada en la época de Tigrán II el Grande (95-54 a. C.), en el apogeo de la Armenia antigua.

Las discusiones con respecto a la integridad territorial de Azerbaiyán tropiezan también con cuestiones de monasterios, como el de Dadivank. Se llega allí por una mala carretera que sale de los desfiladeros de Tartar (o Trtu). Colgado en la montaña, datando de la Edad Media, alberga las jachkars (piedras esculpidas) del siglo XIII. Pero está situado en el distrito de Kelbadjar, administrado por Bakú antes de su conquista por los fedais armenios, en abril de 1993.

Igual que el corredor Berdzor/Lachin en el centro, la ruta del norte que atraviesa el distrito de Kelbadjar era estratégica en el terreno militar. Se convirtió en muy importante en el aspecto económico con la explotación de las minas de Drmbon, muy cerca del lago artificial de Sarsang, a principios de 2000. Todo el distrito de Martakert rebosa de oro, cobre y molibdeno. Primera empresa de Nagorno Karabaj, la sociedad Base Metals se ha comprometido a restaurar esta ruta, lo que permitirá conducir el mineral a las fábricas armenias, a menos de 100 kilómetros. Los trabajos comenzaron la primavera pasada.

El anuncio de estas inversiones suscitó protestas en Azerbaiyán que teme ver que el statu quo se prolongue indefinidamente. Su presidente, el autócrata Iljám Alíev, espera aprovecharse del maná petrolífero para recuperar el terreno: "Vamos a continuar nuestros esfuerzos diplomáticos pero, al mismo tiempo, aprovecharemos todas las ocasiones para restaurar nuestra integridad territorial [9]." Los gastos militares de Azerbaiyán se han han quintuplicado desde 2004 hasta alcanzar los 2.500 millones de euros en 2011, frente a los 335 millones de euros de Armenia [10]. Este creciente desequilibrio de la correlación de fuerzas alarma a la comunidad internacional, mientras que los contornos de una verdadera negociación, expuestos a finales de 2007 bajo el nombre de principios de Madrid, aparecen todavía muy difusos. El grupo de Minsk se fijó por objetivo una solución pacífica apoyada en la restitución de todos los territorios ocupados y el derecho de retorno, a cambio de una amplia autonomía local para los armenios, con una garantía de seguridad que incluía una campaña de mantenimiento de paz y un corredor de enlace hacia Armenia.

La solución jurídica deberá tener en cuenta la geografía, especialmente la cadena del Pequeño Cáucaso que atraviesa la región. Al norte de la zona controlada por los armenios, se yerguen altas montañas que se elevan a más de 3.000 metros. Dividen Nagorno Karabaj de la región de Shaumianovski, controlada por Bakú y seguramente abandonada hace tiempo por su población armenia que había deseado, también, su incorporación a Armenia. Estas montañas aíslan, sobre todo, el sector de Kelbadjar. El gobierno de Stepanakert anima a los armenios a establecerse allí. Alrededor de 15.000 personas habitan en esta zona intermedia y en la de la vecina Berdzor/Lachin, mientras que el resto de territorios conquistados permanecen desiertos.

El presidente Alíev acepta la idea de un estatus transitorio (de cinco años) para los distritos de Kelbadjar y de Lachin, donde admite el inicio de un corredor [11]. Se muestra, igualmente, dispuesto a acordar una cierta independencia a los territorios de la antigua región autónoma. Pero para él sigue estando fuera de lugar transigir sobre la integridad territorial y sobre el retorno de los desplazados, comprendidos los de Shushi.

Para los equipos dirigentes de las dos partes, la vía del compromiso parece tanto más difícil de lograr que el conflicto que les permita acaparar el poder. "Tanto para Azerbaiyán como para Armenia, la cuestión de Karabaj se ha convertido en el centro de gravedad de toda la vida política parlamentaria y gubernamental«, exlica el geopolítico François Thual.»Sigue siendo ineluctable y se encuentra en el origen de todas las tensiones de política interior" [12].

Tras la destitución en 1998 del presidente Levon Ter-Petrossian, acusado de haber malvendido los intereses armenios aceptando una solución gradual, todas los recursos del poder político, incluido el económico, han sido ocupados en Yereván por hombres de Karabaj. El actual president, Sarkissián, fue ministro de Defensa de Karabaj y sabe muy bien que el statu quo tiene, igualmente, un elevado precio para los armenios. Tras el fracaso de su tentativa de acercamiento a Turquía, no puede esperar despejar el bloqueo y reducir la presión internacional sin afrontar los bloqueos de un sistema que él representa.

Polo de investigación científica y potencia industrial en la división del trabajo soviético, la sociedad armenia encajó, de manera sucesiva, los traumas del temblor de tierra (que ocasionó varias decenas de miles de muertos en 1988), de la guerra y de la ruina de la URSS. Mientras los oligarcas exhiben su opulencia y arrogancia en los medios que controlan, la mayor parte de los conglomerados han cerrado de forma definitiva, más de la tercera parte de las tierras agrícolas se han dejado de cultivar y el país se ha reducido a vender al mejor postor, a los rusos, su subsuelo minero. En las legislativas de mayo de 2012, todos los candidatos tenían un discurso de halcones. Pero muchos armenios no votan más…

Los 20 años de independencia dejaron una tragedia silenciosa: el gran éxodo económico. Se estima que entre 700.000 a 1.300.000 armenios han abandonado el Cáucaso desde finales de los ochenta [13]. Sólo Rusia acoge cada año una media de 35.000 [14]. La población de residentes permanentes se habría reducido en 2.800.000 personas. La política de natalidad no corrige más que de manera marginal las muy sombrías perspectivas demográficas.

Entre vecinos, una confianza imposible

Para encontrar un rayo de esperanza, de retorno a Yereván hay que ir a una plazoleta de la Avenida General, en el centro de la ciudad. Desde hace varios meses, desafiando a la policía, jóvenes protestan para denunciar la privatización de este lugar público y las prebendas concedidas a los comerciantes. Esperan demostrar que, a escala del país, lo mismo sucede con todos los bienes comunes, mientras la retórica nacionalista desvía la atención.

Nacido en la diáspora francesa e instalado en Shushi desde hace ocho años, el joven Armén Rakedjián, piensa que el futuro pasa por el surgimiento de una sociedad civil que intenta organizar con una asociación de ayuda mutua. En lo inmediato, según él, hay que comenzar por instaurar un mínimo de confianza en uno mismo y hacia los demás: "En mi barrio, al hijo de una familia lo mataron los azeríes hace un año. Tú no puedes explicar a esta familia y a sus parientes que los azeríes son buenos vecinos con los que hay que vivir en paz". El primer signo de distensión no podrá venir más que del frente: acabar con los cambios de restos humanos y de prisioneros, hacer retroceder las líneas, disponer de un mecanismo de control de alto el fuego, aceptar hablarse de forma diferente que en las conferencias diplomáticas. [15]

Philippe Descamps, periodista.

[1Ver en el sitio web de Thetruthmustbetold.com.

[2Nagorno Karabaj: negociaciones de paz y política militar de Azerbaiyán, memorándum del embajador de Armenia en la Asamblea General de Naciones Unidas, Nueva York, 23 de marzo de 2009.

[3Sévag Torossian, Le Haut-Karabakh arménien. Un Etat virtuel ?, L’Harmattan, Paris, 2005.

[4Associated Press, 26 de febrero de 2012.

[5Mark Perry, Israel’s secret staging ground , Foreign Policy, Washington, DC, 28 de marzo 2012.

[6Los refugiados en el mundo, cincuenta años de acción humanitaria (en francés), Agencia de la ONU para los Refugiados (HCR), Genève, 2000.

[7Journal officiel du Sénat, Paris, 15 de abril 2010.

[8Resolución 853 (PDF) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, New York, 29 de julio de 1993.

[9Discurso con ocasión de los veinte años de la independencia, Bakú, 17 de octubre de 2011.

[10Stockholm International Peace Research Institute (Sipri).

[11Discurso ante la comunidad azerí de Nagorno Karabaj, Bakú, 6 de julio 2010.

[12François Thual, La crisis de Nagorno Karabaj. ¿Una ciudadela asediada?, Presses universitaires de France - Institut de relations internationales et stratégiques, Paris, 2002.

[13Migration and human development : Opportunities and challenges, Programme des Nations unies pour le développement, New York, 2009.

[14Según el anuario estadístico de Rusia, 450.000 armenios han emigrado a la Federación entre 1991 y 2009.

[15Original en francés, aparecido en la versión impresa de Le Monde diplomatique, páginas 18-19, diciembre 2012.
Imagen de cabecera de artículo: ru.wikipedia.org. Imagen dentro de artículo: Le Monde diplomatique.