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«¿A quien le puede gustar su poesía? A un miserable motón de disidentes» - Ventana a Rusia  
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Falleció el poeta ruso Andréi Voznesenski

«¿A quien le puede gustar su poesía? A un miserable motón de disidentes»

Uno de los más importantes ídolos de la literatura de los años 60, Andréi Voznesenski, que en los últimos años estaba gravemente enfermo y sufrió dos operaciones, falleció el martes en su casa, en Peredélkino. En Peredélkino será enterrado, como así lo decidió su esposa, la escritora Zoia Boguslavskaia El viernes, 4 de junio, en la Casa Central de los literatos será expuesto el féretro de Voznesenski para su última despedida.

Estandarte de independencia

Voznesenski fue una enorme personalidad poética y política, asegura el escritor Víctor Erofeev, que junto con Voznesenski hicieron en samisdat  [1] la antología literaria Metropol (1979).

“Su presencia nos fortalecía mucho y con su autoridad teníamos como una barricada. Andréi transformó la palabra rusa, sacándola de las cárceles soviéticas”, - recuerda Erofreev.

«Andréi transformó la palabra rusa, sacándola de las cárceles soviéticas».

Según sus palabras, el carácter poético y político de Voznesenski se construyó no sólo de sus mismos textos sino, también, de cómo recitaba su poesía, transmitiendo su energía al oyente, y cómo reaccionaba la sala.

“No en vano, precisamente Jrushchev apuntó hacia él sus propios puños. Por algo fue un símbolo de la libertad rusa, que resistía, se atrincheraba en su entusiasmo y siempre estuvo del lado de los independientes”, - acentuó Erofreev.

“En aquellos tiempos, los poetas reunían a miles, decenas de miles de personas. Entonces, la sociedad se preguntaba hacia dónde iba", - dijo Iuri Liubímov, director artístico del teatro Taganka, que hizo dos espectáculos legendarios sobre textos de Voznesenski, con la participación de Vladimir Vysotski, Antimundos (1965) y Cuide su personalidad (1970).

“En aquellos tiempos, los poetas reunían a miles, decenas de miles de personas. Entonces, la sociedad se preguntaba hacia dónde iba"

Liubímov explicó que Voznesenski, al igual que Bella Ajmadúlina, Evgueni Evtushenko y otros conocidos poetas de aquellos tiempos - "gente muy inteligente y talentosa” - tenía sus propias ideas, hacía frente a las cosas, pero esto fue hace mucho tiempo.

El sacerdocio del siglo atómico

El escritor y publicista Dimitri Býkov asegura que la personalidad de Voznesenski tiene menos significado que sus versos: El poeta vivió, de forma sorprendente, una vida auténtica e íntegra, lo que en nuestro siglo se considera como un milagro.

“No puedo acordarme de su generación, a la que no hay que echar culpa de absolutamente nada. Incluso en la tribuna, cuando le gritó Jrushchev, él se las ingenió para hablar con una dignidad extraordinaria, aunque a ojos de todo el mundo había tenido lugar sobre él un ensañamiento verdaderamente histórico. Esto, y en lo que respecta a su comportamiento en los años 80 y 90, cuando era mucho más difícil mantener ciertas referencias morales, porque en general se perdieron. Pero su brújula moral, como siempre, se mantuvo irreprochable", - dijo Bykov.

“Creo que siguió una religiosa, litúrgica tradición, porque en esto estuvo orientado gracias a la religiosidad de su familia, lo que es el sacerdocio del siglo atómico”, - añade.

«Cuando le gritó Jrushchev, él se las ingenió para hablar con una dignidad extraordinaria».

El escritor Andrei Bitov está convencido de que el nombre y el apellido de una persona determinan su destino.

“Andrei, nombre de referencia, y Voznesenski, nombre gentilicio, se unen desde el mismo comienzo con palabras admirables, con resplandor y rayos de luz. Y ahora su nombre se une definitivamente con un gentilicio, ya que Voznesenski, sin duda, pertenece al linaje sacerdotal. Y esto es la ascensión", - dijo Bitov

Palabras hechiceras

Andréi Voznesenski enalteció su país, su cultura y su lengua, asegura el director de cine Mark Zajárov, que realizó el famoso espectáculo musical Juno y Avos (1981) con textos de Voznesenski.

“Sabía relacionarse con las palabras un poco a su manera, como ningún otro: las atornillaba, las batía, las hechizaba con cierta forma mágica. Sus palabras se convertían en angulosas, o en chamuscadas, o afectuosas, trayendo la esperanza o la negación”, – dijo Zajárov.

“Compuso tales versos, que lo elevaron a una órbita sublime. Pasó por la desgracia, la incomprensión, la persecución, por todo tipo de dificultades, por las que conviene hacer pasar al verdadero poeta ruso y, así, alzarle a la cima del pensamiento poético", - añadió el director.

Un ramo de flores que no se marchita

Al mismo tiempo, Voznesenski era conocido no sólo como un sútil poeta, recibiendo la bendición del mismísimo Pasternak, sino también como autor de populares obras de variedades, como por ejemplo Un millón de rosas rojas, escrita con Raimon Pauls por encargo de Liubov Dubovtsevoi de radio Maiak.

“Inmortalizó su nombre junto con su obra, y en mi alma a veces no se marchita ese millón de rosas, que él me regaló”, – confesó Alla Pugachova, agregando, que el fallecimiento de Voznesenski significó para ella una gran pérdida.

«Millón de rosas rojas», cantada por Alla Pugachoeva

También para Raimon Pauls ha sido un gran golpe la muerte de Voznesenski. “Es un golpe para toda la cultura rusa. Voznesenski fue un gran poeta y un auténtico intelectual, daba gusto relacionarse y trabajar con él y yo lo respetaba mucho”, – dijo Pauls.

El poeta rockero

El compositor Alekséi Rybnikov, que escribió la ópera-rock Juno y Avos a propuesta de Mark Zajárov, afirma que Voznesenski fue en los años sesenta algo menos que un ídolo, como John Lennon o Paul McCartney.

“Él, como entonces aparecían los Beatles, fue un peculiar poeta-rockero, llenando estadios no menos que los Beatles”, - señaló Ryvnikov, añadiendo que por este motivo Voznesenski se convirtió en una persona tierna, generosa e intelectual.

“Ahora me gustaría mucho componer música y hacer que tuviera textos de Voznesenski”, - confesó el compositor.

Doloridos impulsos

«Nos escribimos uno al otro varias confidencias y en mis confidencias escribía que aventajaba a Andréi. Pero me equivocaba. La persona no puede saber esto», - se confesaba Bella Ajmadúlina a través de las lágrimas, añadiendo que compadece a todas las personas que amaban a Andréi Voznesenski y, sobre todo, a su viuda, Zoia Borisovna Boguslavskaia.

“A todos quienes amaban y aman a Andréi, les envío un saludo de todo corazón, mi consideración y mis fuerzas de la razón y de mi alma, así como de todos mis doloridos impulsos”, - dijo Ajmadúlina.

A Zoia Boguslavskaia le iban llegando a su domicilio muestras de condolencia del presidente de Rusia, Dimitri Medvédev, del primer ministro Vladimir Putin, de parlamentarios rusos y de diversas personalidades. De todo el mundo le transmitían palabras de pesar, desde Francia hasta Georgia,

Biografía

Andrei Andreevich Voznesenski nació en Moscú el 12 de mayo de 1933 A los 14 años envió sus versos a Boris Pasternak, quien le invitó a su casa. Así se determinó el futuro de Vosnesenski. Sin embargo, la verdad es que no estudió literatura sino arquitectura, cuyo final festejó con estos versos: “¡Adiós arquitectura! Arded ampliamente, los establos de amoríos, los clubs de paraíso en estilo rococó…"!

Voznesenski empezó a publicar en 1958 y enseguida sufrió una áspera crítica. En 1963 en un encuentro con intelectuales en el Kremlin, Jrushchev en un arrebaro le gritó: “¡Coja su pasaporte y lárguese de aquí, señor Voznesenski!” Sin embargo, la desgracia no fue definitiva: al final, Voznesenski tuvo la posibilidad de, no sólo publicar, sino también de viajar al extranjero, a Francia, Alemania, Italia, EE UU, donde le valoraban con elogios y le traducían mucho. Durante sus viajes, Voznesenski conoció a Arthur Miller y Marilyn Monroe, Allen Grinsberg, Jean-Paul Sartre, Pablo Picasso y Martin Heidegger.

En 1964 salió publicada la colección Antimundos que, un año más tarde, se convertiría en una obra de teatro, en el Taganka; en 1966, El corazón de Aquiles, más adelante, en 1970, La sombra del sonido; en 1972, La mirada; en 1974, ¡Dejad salir al pájaro!; en 1975, La biológica hoja de roble; en 1976, El artesano de los vitrales; en 1979, La tentación.

En 1979, Voznesenski tomó parte en la antología literaria en forma de samisdat, Metropol.

A principios de los 80 el poeta empezó a escribir prosa. En 1982 publicó la novela O; en 1984, el libro El maestro del espíritu. Obras en prosa y en poesía, en 1987, el libro Rov. Versos y prosa; en 1990, Axioma de una misma demanda; en 1991, Rusia, Poesía.

En 1968 apareció la primera obra musical con textos de Voznesenski, Poetoria de Rodion Shchedrin, que el mismo compositor definió como "concierto para un poeta con acompañamiento de voz femenina, coro y orquesta sinfónica". En 1981 Aleksei Rýbnikov compuso, con textos de Voznesenski, la ópera-rock, Juno y Avos y Mark Zajárov la llevó a la escena del teatro Konsomól Lenin.

Andrei Voznesenski experimentaba en cualquier ámbito artístico. Creaba lo que denominaba “videomy”, en los que los versos se simultaneaban con dibujos, fotografías, composiciones tipográficas, el texto se colocaba de una determinada forma, por ejemplo, en forma de cruz (el ciclo Cruficijo).

Como reconoció Iuri Liubímov, hasta el mismo último momento estuvo cautivo de su interés por la vida. [2] [3]

  • Andréi Voznesenski llenaba estadios con sus recitales poéticos.
  • El 1 de junio, después de una prolongada enfermedad, fallecía uno de los más ilustres poetas de los años 60, Andrei Voznesenski. No sólo fue el poeta del deshielo, sino de la libertad. Su obra era querida por millones de rusos. Foto; RIA Novosti
  • Andrei Voznesenski nació en Moscú el 12 de mayo de 1933
  • Andréi Voznesenski con su proyecto para la diplomatura del instituto de arquitectura.
  • Voznesenski empezó a publicar en 1958
  • En 1960, Voznesenski apareció con sus propios versos en París
  • En 1964 salió publicada la colección Antimundos
  • A principios de los 80, comenzó a escribir en prosa.
  • Voznesenski, arquitecto, autor de partes del monumento «Amistad para siempre»
  • Bella Ajmadúlina, Andréi Voznesenski y Zoia Boguslavskaia
  • Bella Ajmadúlina y Andréi Voznesenski.
  • 22 de diciembre de 2008 el presidente de Rusia Dimitri Medvédev condecoró a Voznesenski.

[1Publicación y propagación ilegales en la URSS de obras literarias; literalmente autoedición.

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Comentarios

4 Mensajes

  1. «¿A quien le puede gustar su poesía? A un miserable motón de disidentes»

    Muy buen artículo, Pasha. Gracias por el enlace.

    No conozco mucho su obra, pero como recuerdo me llevaré la canción «Ya tebya nikogda ne zabudu» de la rock-ópera «Yunona y Avos» en la interpretación de Nikolay Karáchentsev y la canción «Nostalguiya» en la interpretación del trío «Meridián».

    Пусть земля ему будет пухом…

    por Svetlana | 3 de junio de 2010, 23:51

    Responder a este mensaje

    1. «¿A quien le puede gustar su poesía? A un miserable motón de disidentes»

      Gracias, Sveta.

      Ahora que dices, creo recordar esa canción en la interpretación de Karánchentsev, con esa voz profunda y casi rota que tenía, aunque esa ópera-rock no la había visto: la buscaremos y seguro que la encontramos en esto de internet :-)

      Poka!

      por Pasha | 5 de junio de 2010, 05:48

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  2. «¿A quien le puede gustar su poesía? A un miserable motón de disidentes»

    Ópera-rock? Ya lo creo que tiene que ser interesante. Estos soviéticos le daban a todo y la mass-media sin enterarse..

    por Irma | 6 de febrero de 2012, 12:46

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    1. Discrepando

      Permíteme, amiga, que discrepe al 50% de tu comentario.
      Tienes razón cuando afirmas que la mass-media, entre la que me encuentro, no se entera pero estoy en absoluto desacuerdo cuando aseveras que los soviéticos le daban a todo, porque, por ejemplo, no se, aun, de ninguno de ellos que cante o haya cantado por tarantos, bulerías o cualquier otro palo de flamenco.
      Un saludo.

      por JokerRider | 27 de agosto de 2012, 01:04

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